Crítica: “Carmina Burana” en Ibermúsica
El poder del Orfeón Donostiarra en “Carmina Burana” en Ibermúsica
Obras de Ravel y Orff. Sabrina Gárdez, Rafael Quirant, Milan Perišić. Orfeón Donostiarra. ADDA Sinfónica Alicante. Josep Vicent, director. Ibermúsica. Auditorio Nacional. Madrid, 2 de diciembre.
El afecto por el Orfeón Donostiarra es algo perceptible desde que la orquesta y el coro salen al escenario. Los aplausos más cerrados son siempre para el segundo. Ibermúsica ha traído para un concierto extraordinario al coro vasco y a la orquesta alicantina ADDA Sinfónica y, como siempre, se ha repetido la costumbre. Se trataba en esta ocasión de un programa doble: la Suite número 2 del “Dafnis y Cloe” de Ravel en la breve primera parte y la celebérrima “Carmina Burana” de Carl Orff en la segunda. Dos obras en las que el coro puede lucirse, aunque su intervención en la primera de ellas ocurra sólo al final. El programa se ha ofrecido ya en Alicante y seguirá en Zaragoza y Barcelona.
El Orfeón Donostiarra vuelto a demostrar su capacidad para impactar a la audiencia con la partitura de Orff. El compositor realizó en 1937 un trabajo brillante que ha logrado una enormemente popularidad pese al carácter un tanto reiterativo, tanto de sus textos provenientes de cantos de los siglos XII y XIII, que se encontraron en el siglo XIX en Baviera, como de su música, por otro lado, bastante efectista. En estos poemas se elogia el gozo por vivir los placeres terrenales, el amor carnal y la naturaleza. Con su crítica satírica a los estamentos sociales y eclesiásticos, ofrecen una visión contrapuesta a la visión como «época oscura» de cierta Edad Media. Eso, con su apoteósico final, atrae siempre al público y más si la obra lleva aparejada al Orfeón Donostiarra que comanda Sainz Alfaro. El coro sabe de memoria esta obra, pues superaran las dos centenas las veces que la ha interpretado, y su director desde 1987, Sainz Alfaro, más de cien. El conjunto volvió a demostrar su pulida técnica vocal con un equilibrio sin mácula entre las voces masculinas y femeninas y fue capaz, una vez más, de llevar al oyente en un viaje a través de una variedad de sentimientos, desde la euforia del amor a la desesperación por la mala fortuna, culminando en ese “O Fortuna”, especialmente sobrecogedora, tanto en su inicio como en su final.
También resultó impactante su relativamente breve intervención al final de la segunda suite del “Daphnis y Cloé” de Ravel. En ambas partituras la orquesta ADDA Sinfónica Alicante demostró, bajo la vital dirección de Josep Vicent, la calidad de sus vientos, especialmente los metales, y la percusión, bastante por encima de la cuerda, a veces inaudible tras la profusa sonoridad imprimida por Vicent. Cumplieron los solistas, sobresaliendo el muy grato timbre y manejo de los registros de la soprano Sabrina Gárdez. Las ovaciones obligaron a repetir el final. Gonzalo Alonso
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