Crítica: Cuarteto Attacca en el XV Ciclo de Música Actual de Badajoz
El Cuarteto Attacca, “alla” estadounidense
Badajoz. XV Ciclo de Música Actual. Cuarteto Attacca [Amy Schroeder y Domenic Salerni (violines), Nathan Schram (viola), Andrew Yee (violonchelo)]. Obras de Glass, Shaw y Adams. Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC). Fecha: 28.XI.2023.
“Acabamos de llegar esta misma mañana de los Estados Unidos, nuestro país. Estamos cansados pero muy contentos de estar aquí, para ofrecerles un programa de la música que se hace hoy en América, bueno, en Estados Unidos”. Palabras del viola Nathan Schram dichas en un valiente y bien afinado español, instantes antes de comenzar el programa con el que el Cuarteto Attacca se presentó el martes en el Ciclo de Música Actual que anualmente organiza con tino y luces la entusiasta Sociedad Filarmónica de Badajoz (SFB) en colaboración con el Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM). Fue un concierto excepcional e inolvidable. No solo por las interpretaciones que el conjunto estadounidense, fundado en 2003 y consolidado como uno de los cuartetos punteros actuales -no únicamente en el ámbito de la música contemporánea-, ofreció de obras de sus compatriotas Glass, Shaw y Adams, sino también por la respuesta de un público silencioso y ejemplar que abarrotó el espacio ideal (acústica incluida) del Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC).
Lo que más asombra y admira de estos cuatro virtuosos es la confluencia de sus modos y maneras en entender y traducir la música. A pesar de la poderosa personalidad de cada uno de sus componentes, los cuatro aúnan temperamento, impulsos, energías y pálpitos en una conjunción virtuosa y unitaria dictada y al servicio de la obra que interpretan en cada momento, que se antoja el centro del universo. Rara vez las 16 cuerdas del cuarteto de cuerda se sienten tan empastadas y unitarias.
El Cuarteto Attacca respira y transpira con un solo latido, como si la obra de arte marcara rumbo expresivo inequívoco y certero. Es difícil imaginar no solo versiones más convincentes de las escuchadas en Badajoz, sino distintas. Tal es la inapelable rotundidad sonora de estos cuatro espectaculares virtuosos. Las tres obras que integraban el programa configuraban un mosaico representativo de la música estadounidense de las últimas décadas. Glass, Shaw y Adams, compositores de los que ellos son abanderados. Del primero, ofrecieron los seis episodios de su Tercer cuarteto, “Mishima”, nacido en 1985 a partir de la música de cine que el propio Glass compuso para la película Mishima, una vida en cuatro capítulos, de Paul Schrader. Cada uno de los seis “episodios” del cuarteto quedaron enunciados fieles a la compleja estructura de una obra que, como señala el propio compositor, narra “la infancia, años de madurez y él último de vida” del célebre novelista japonés. Fue una versión abrasadora, incandescente, pero también quieta y contemplativa, incluso reflexiva.
La interpretación impresionó tanto como la respuesta de un público silencioso hasta lo absoluto, absorto y envuelto entre la música que sonaba y los grandes cuadros del museo que, inertes en las paredes y paneles, contribuían con su muda pero poderosa presencia al sortilegio del momento. Los músicos del Attacca parecían igualmente contagiados de tan ideal ambiente, en un proceso de retroalimentación anímica en el que música, espacio, intérpretes y público modelaban un conjunto tan armonizado como confluyente.
La violinista, cantante y compositora Caroline Shaw (Carolina del Norte, 1982) se ha convertido en una de las compositores estadounidenses más prominentes y singulares de la actualidad. En 2013, con treinta años, se convirtió en el músico más joven en obtener el Premio Pulitzer de Música, por su composición Partita para ocho voces. “Es una persona amiga y cercana, cuya música, de la que hemos grabado dos discos, sentimos muy cercana”, dijo Nathan Schram en su casi impecable español antes de adentrarse con sus tres compañeros en Entr’acte, página unitaria compuesta por Shaw en 2011 para el Cuarteto Brentano, y de la que tres años después -2014- realizó una versión para orquesta de cuerda. Su estructura, en forma de minueto y trío, planteada como guiño al cuarteto clásico, destila el dominio de un lenguaje instrumental original, atrevido y novedoso, subrayado por la impresionante traducción escuchada en Badajoz.
Como colofón de tan redondo programa, un clásico de la contemporaneidad: el Primer cuarteto de cuerdas de John Adams (1947), de 2008 y estrenado el 29 de enero de 2009 en Nueva York, en la Juilliard School, por el Cuarteto St Lawrence. El compositor californiano, que no vaciló al afirmar que “escribir un cuarteto de cuerda es uno de los desafíos más difíciles que un compositor puede afrontar”, triunfa en el empeño con esta página que sin renunciar a su fondo minimalista, está cargada de efectos y diversidades que convierten los dos extensos movimientos del cuarteto en una de las cimas de su obra numerosa. Los jóvenes y veteranos solistas del Cuarteto Attacca volcaron -como siempre- temperamento, maestría y criterio en una versión extrema y estremecedora. Tan impactante como la reacción del público tras el último compás de la obra y del programa: todos a una, los espectadores se pusieron de pie para brindar una ovación entusiasta colmada de bravos. Fue un éxito “clamoroso”, como escribiría un crítico de toda la vida. La guinda en forma de regalo y definitivo final llegó fuera de programa con el “scherzoso” segundo movimiento -“Assez vif, très rythmé”- del Cuarteto de Ravel. Definitivamente, ¡un inolvidable concierto! Justo Romero
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