Crítica: Cuarteto Casals, la belleza obsesiva
Cuarteto Casals: la belleza obsesiva
Obras de Beethoven y Sollima. Cuarteto Casals. Auditorio Nacional, Sala de Cámara, Madrid. 12-VI-2018. Contrapunto de verano. CNDM
Mario Muñoz Carrasco
Continúa en el ciclo la celebración de los veinte años de vida del Cuarteto Casals con su integral de la obra de Beethoven, a la que se suma fielmente su cuota de contemporaneidad prevista. En este tercer capítulo (de los seis totales) se contraponían de forma evidente los resquicios del Antiguo Régimen musical con ese futuro abierto y flexible que supondrá el opus 59. Arrancaba el concierto con el segundo y tercer cuarteto del opus 18, un conjunto de obras marcadas por la búsqueda de nuevos itinerarios practicables, no siempre bien conseguida. Con Abel Tomás de Violín I, la lectura del Casals primó la transparencia sobre la expresividad, con una exposición estructural perfectamente delineada y usando desde el Allegro inicial esa amplísima –y bien trabajada– gama dinámica que se ha convertido en marca de la casa.
Durante la segunda parte, ya con Vera Martínez en el primer atril, se propuso el interesante Cuarteto de cuerda B267 de Sollima, una especie de manta bordada de retazos y descartes de la obra de Beethoven llevada a estéticas más actuales, con importante presencia de lo percusivo. En cualquier caso el epicentro claro de la velada se encontraba en el primero de los cuartetos “Razumovski”, una partitura donde el pronóstico de revolución de seis años antes ya es una realidad, aunque siga sobrecogiendo la velocidad a la que evolucionaba Beethoven. La interpretación del Cuarteto Casals no eludió lo misterioso, elaborando un catálogo de texturas y evocaciones que tendía a lo evanescente, con mirada obsesiva por el detalle en cada transición. El Adagio molto e mesto, expuesto con una fragilidad casi dolorosa, certificó esta madurez de sonido de Martínez trasladada a todo el conjunto, que supo plasmar en su lectura el complejo sentido de la belleza y el abandono que se esconde bajo sus pentagramas.
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