Crítica: Cuerdas reveladoras en el Festival Bal y Gay
CUARTETO CASALS
Cuerdas reveladoras en el Festival Bal y Gay
Obras de Mozart, Salim y Shostakovich. Cuarteto Casals. Obras de Bach, Turina y Adams. Juan Ibáñez, flauta. Orquesta Sinfónica de Galicia. Director: Dimas Slobodeniuk. 25 y 26 de agosto de 2021. VIII Festival Bal y Gay.
En el marco vetusto e incomparable de la Basílica de San Martiño de Foz el Cuarteto Casals volvió a ofrecer una actuación de alto interés en la que se estrenó –algo novedoso y que esperamos tenga continuidad- una composición, en este caso la firmada por el sevillano Daahoud Salim (1991), reconocido pianista de jazz y creador muy dotado, de rara sensibilidad y olfato tímbrico evidente. Bajo el sugestivo título “Variaciones sobre una plaza en silencio y azoteas alegres” se esconde una atractiva y serena partitura que se abre con una callada y tranquila melodía que evoluciona lentamente sobre pedales.
Más tarde el curso se anima con discretos “pizzicati” que proporcionan una atmósfera que, extrañamente, nos aproxima, lo que son las cosas y la subjetividad de cada uno, al Respighi paisajístico; aunque la tímbrica y la temática nos puedan acercar más bien al mundo bartokiano. Buena factura e interpretación “ad hoc”; como nos pareció la del original “Cuarteto nº 15 K 421 en Re menor” de Mozart, uno de los haydnianos, en el que el Casals acertó a subrayar la agreste sonoridad y a huir del fácil acolchamiento, con un “Andante” dotado de especial garbo y un “Minuetto” premonitorio de los futuros “scherzi”.
Las variaciones que alimentan el explosivo “Allegretto non troppo” fueron singularmente labradas, compás a compás, sin que ello impidiera proporcionar el ocasional lirismo y el canto medido de la viola de Brown, quien con sus compañeros nos metieron de hoz y coz en el proceloso universo, en la tensión supina y el dolorido acento del “Cuarteto nº 11 en Fa menor” de Shostakovich, inaugurado con una lamentosa introducción. Las entradas en canon del “Scherzo-Allegretto” nos fueron llevando a las estridencias del “Adagio” y, por último, en el postrer séptimo movimiento, al sumo y más negro paisaje, distorsionado hasta el delirio por esa tan típica y fúnebre base rítmica del autor.
Los aplausos, en la excelente y proporcionada acústica del antiguo templo, determinaron dos magníficos bises, los dos estupendamente interpretados: el “Contrapunto nº 1” de “El arte de la fuga” de Bach y el cuarto y chisposo movimiento del “Cuarteto nº 10 D 87” de Schubert. A lo largo de la actuación los músicos fueron cambiando ocasionalmente de tipo de arco.
En la hermosa catedral de Mondoñedo cerramos el Festival con la Orquesta Sinfónica de Galicia, representada en este caso por su firme sección de cuerdas, en grupo especialmente reducido para la primera obra, la “Suite nº 2 BWV 1087” de Bach, tocada diligente y pulcramente por el flautista del conjunto Xoan Ibáñez y dirigida con mesura y brío por Slobodeniuk, quien luego expuso una bien modelada versión, más bien seca, de “La oración del torero” de Turina y se aplicó a conciencia en la obra que cerraba la sesión, “Shaker loops” de John Adams (1947), un ejemplo de granado minimalismo de la juventud del compositor, 1978, en momento en el que se encontraba algo más cercano al universo de otro minimalista como Terry Riley.
La obra, escrita en principio para septeto de cuerdas, fue rápidamente transcrita para un conjunto más amplio, que es el que actuó en esta ocasión. Los cuatro movimientos, “Shaking and Trembling”, “Hymning Slews”, “Loops and Verse” y “A Final Shaking”, que se organizan en torno a capas repetitivas estratégicamente organizadas a base de superposiciones, de combinaciones milimétricas, de contraposiciones de minuciosa elaboración, buscando los más acusados contrastes entre la base armónica y el trazado chirriante de los armónicos, tuvo una contundente y vibrante recreación en la que Slobodeniuk de movió como pez en el agua resaltado la dimensión agógica. Intensa y tornasolada. Arturo Reverter
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