Crítica: “Das Rheingold” en la Oper Leipzig
DAS RHEINGOLD (R. WAGNER)
Oper Leipzig. 10 Mayo 2018
Buen arranque del Anillo en Leipzig
José M. Irurzun
Para cualquier buen aficionado a la música una visita a Leipzig es obligada, tal ha sido la importancia de esta ciudad en la historia de la música. No hace falta referirnos a las grandes figuras que han nacido o vivido aquí, ya que son bien conocidas por todos los aficionados. Hacía tiempo que tenía ganas de cumplir con esta visita y se ha presentado la ocasión con la programación de este Anillo.
En lo que a la ópera se refiere no es Leipzig una ciudad tan importante como otras alemanas, como es el caso de Berlín, Munich, Dresde o Frankfurt, y uno sabe que no viene a ver grandes fastos vocales, sino unas representaciones que se ofrecen con cantantes que, salvo raras excepciones, pertenecen a la compañía estable de ópera de la ciudad. La verdad es que el resultado de este arranque de la Tetralogía ha sido claramente positivo, con una adecuada producción escénica, una brillante prestación musical y un reparto un tanto discreto, pero con algunos elementos destacables.
La producción escénica se debe a la británica Rosamund Gilmore y se estrenó aquí en 2013. Desde entonces se ha venido representando el Anillo completo todos los años al menos una vez en cada temporada. La producción funciona bien con un escenario único (Carl Friedrich Oberle), en el que tiene un juego importante la danza, ya que no hay que olvidar que Rosamund Gilmore fue en sus principios bailarina. El grupo de ballet no solo juega un papel importante en la escena, haciendo también de cuervos acompañantes de Wotan, sino que se encargan del cambio de escena, moviendo algunos elementos de atrezzo para su ambientación.
La escenografía ofrece un edificio de tipo neoclásico, con una plataforma elevada en el centro, que tanto sirve (con agua) par figurar el Rhin como para las evoluciones de los dioses y gigantes. Hay al fondo dos escaleras, una ascendente por donde los dioses entran en el Walhala, y otra descendente a la izquierda, poro donde aparecen los gigantes. La trama está bien narrada y únicamente no me resultaron convincentes las escenas de las transformaciones de Alberich en el Nibelheim. Bien conseguida la escena final, en la que los dioses desaparecen de escena y entran en la misma las Hijas del Rhin. El vestuario es adecuado y obra de Nicola Reichert, contando con una buena iluminación por parte de Michael Röger. Es una producción adecuada, que sirve perfectamente para narrar la trama.
La dirección musical estuvo encomendada a Ulf Schirmer, que además de director musical de la Ópera de Leipzig, es su director general o intendente. Su dirección fue buena, mejorando claramente a partir de la escena del Nibelheim, ganado a partir de entonces en intensidad y fuerza dramática. Ha sido un buen arranque de la Tetralogía y resulta muy prometedor lo que tendremos por delante. A destacar la prestación de la Gewandhaus Orchester, una de las más prestigiosas de Alemania, que curiosamente tiene precisamente su sede en la gran sala de conciertos situada al otro lado de la plaza donde se ubica el edificio de la ópera.
El reparto vocal no ofrecía nombres de relieve, sino que prácticamente todos forman parte de la compañía de la Opera de Leipzig. El resultado global ha sido positivo, con algunas prestaciones dignas de destacarse.
Wotan fue interpretado por el barítono finlandés Tuomas Pursio, que me resultó un tanto ligero vocalmente para las necesidades del personaje. Tiende a abrir sonidos, siendo un correcto intérprete.
Buena la actuación del barítono británico Pavlo Hunka como Alberich. Este veterano artista se mantiene en un nivel vocal todavía correcto y ofreció una buena actuación en el personaje del Nibelungo.
Muy buena la prestación del tenor Thomas Mohr en la parte de Loge, estupendo actor y cantante, con una voz de tenor característico muy adecuada para el personaje.
Voz de escaso atractivo la de la mezzo-soprano Kathrin Göring en la parte de Fricka, aunque lo hace bien en escena.
Los gigantes fueron interpretados por los bajos Rúni Brattaberg (Fasolt) y James Moellenhoff (Fafner), ambos con voces sonoras y con tendencia a abrir sonidos. Un poco bastos los dos.
Muy buena la impresión dejada por mezzo-soprano británica Claudia Huckle en Erda. Uno de los mejores momentos de la representación corrió a su cargo.
Buena impresión la dejada por la soprano Gal James en Freia, buena cantante y con voz atractiva.
Lo hizo bien también Dan Karlström en la parte de Mime, cumpliendo adecuadamente el barítono Kay Stiefermann en Donner, mientras que Sven Hjörleifsson fue un más bien modesto Froh. Finalmente, las Hijas del Rhin fueron perfectamente cubiertas por Eun Yee You (Woglinde), Sandra Maxheimer (Wellgunde) y Sandra Fechner (Flosshilde)
El teatro estaba prácticamente lleno. El público dedicó una cálida acogida a los artistas en los saludos finales, recibiendo las mayores ovaciones Thomas Mohr, Claudia Huckle y Ulf Schirmer.
La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 2 horas y 26 minutos sin interrupciones. Ocho minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 109 euros, costando 59 euros la más barata.
Fotos: T. Schulze
José M. Irurzun
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