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Por Publicado el: 16/02/2018Categorías: En vivo

Crítica de Europa Galante: Magro más que “grosso”

 

Europa Galante

 

EUROPA GALANTE Y FABIO BIONDI. Violín y dirección: Fabio Biondi. Solistas: Damiana Mizzi (soprano), Marina de Liso (mezzosoprano). Pro­gra­ma: Obras de Latilla, Durante, Hasse, Alessandro Scarlatti y Pergolesi (Stábat Máter). Lugar: Palau de la Música. Entra­da: Alre­de­dor de 1200 perso­nas. Fe­cha: Domingo, 11 febrero 2018.

Justo Romero. Posiblemente muchos de ustedes conozcan el viejo chiste sobre los músicos del Este que pedían asilo político en Occidente: “¿Qué queda de una orquesta soviética después de una gira por Occidente? ¡Pues un cuarteto de cuerda!”. Tras la crisis, y quizá más por avaricia que por recortes presupuestarios, lo que el domingo actuó en el Palau de la Música bajo el nombre de Europa Galante no fue más que un escuálido quinteto de cuerdas, al que únicamente se sumó un par de instrumentistas (teclados y tiorba). Como director y primer violín de semejante grupito camerístico, a todas luces insuficiente para las necesidades estéticas y acústicas de una moderna sala de conciertos como la Iturbi del Palau de la Música, el palermitano Fabio Biondi (1961), quien además de fundador de Europa Galante aún es co-director musical del Palau de les Arts.

La crisis y la codicia parece que hoy pesan aún más que el caducado Telón de Acero. De ahí, de tan menguado conjuntito de músicos, y de la dirección monocorde y rutinaria de Biondi, que la primera parte resultara aburrida y hasta tediosa. Fue un recorrido plano y liviano iniciado con una “sinfonía” de Latillo transfigurada por arte y magia de su revisor Biondi en camerístico septeto, y coronado con un Concerto grosso de Alessandro Scarlatti que más que “grosso” fue magro hasta lo inaceptable. En medio, obras de Durante y Hasse que pasaron sin pena ni gloria dentro siempre de una sonoridad tan pobre como monocorde.

A pesar de la cortedad instrumental, algo mejoró la cosa en la segunda parte del programa, toda ella integrada por esa obra maestra del XVIII temprano que es el Stábat Máter de Pergolesi, compuesto en 1736 sobre textos atribuidos al fraile Jacopone da Todi que ya habían sido musicados por Josquin Desprez y Palestrina, como recuerda Luis Garrido en las detalladas notas al programa. Pergolesi compone sus doce secuencias con solo 26 años, cuando anda ya mortalmente herido por la tuberculosis, enfermedad que le llevará a la tumba apenas unas semanas después.

Como solistas vocales actuaron la soprano Damiana Mizzi y la mezzosoprano Marina de Liso (mezzosoprano), dos voces solventes -más la mezzo que la soprano- pero en absoluto excepcionales. Una y otra aportaron algo de color, luz y variedad a la monotonía instrumental instaurada en tan gris noche dominical.

Justo Romero

Publicado en El Levante el 13 de febrero

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