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Por Publicado el: 04/06/2019Categorías: En vivo

Crítica: Debut de Flórez en Manon. Voz poco adecuada.

MANON (J. MASSENET)

Staatsoper de Viena. 1 Junio 2019.

Llega a su fin este viaje a Viena con esta representación de la Manon de Massenet, cuyo mayor interés era el debut escénico de Juan Diego Flórez en el personaje de Des Grieux. El resultado de la representación no ha sido plenamente convincente, al contar con una producción escénica de escaso interés, una dirección musical que no levantó el vuelo y un reparto vocal al menos discutible.

Es la tercera vez veo que veo esta Manon en Viena y, como en ocasiones anteriores, ha estado nuevamente al frente de la dirección musical el francés Frédéric Chaslin. Se trata de un maestro avezado y familiarizado con esta ópera, aunque la verdad es que esperaba más de él. Se me ha quedado por debajo de ocasiones anteriores. Tuvo una buena prestación la Orquesta de la Wiener Staatoper y correcto el Coro.

Juan Diego Flórez

Como digo más arriba, el gran interés de esta representación era la presencia de Juan Diego Flórez en el personaje de Des Grieux, que únicamente lo había cantado en una ocasión anteriormente y había sido hace algo más de un mes en el Teatro de los Campos Elíseos de Paris, pero en versión de concierto. Es bien sabido que el astro peruano lleva tiempo queriendo salir de su repertorio rossiniano de tenor ligero, en el que ha alcanzado cotas verdaderamente insuperables. El resultado de su debut en Des Grieux me levanta muchas dudas, especialmente en lo que se refiere a su adecuación vocal a las necesidades del personaje. Para mi gusto Juan Diego Flórez sigue siendo un tenor ligero y este personaje necesita mayor peso vocal que el suyo, más en línea de lo que en su día fue Alfredo Kraus. No se trata de que cantara mal ni mucho menos, ya que estamos ante un gran cantante, sino que es un problema de pura adecuación vocal. Lo mejor de su actuación fue el famoso Sueño del acto II, cantado con un gusto exquisito, mientras que se me quedó corto en pasajes como el Fuyez, fuyez del tercer acto y más en el Acto del Hotel de Transilvanie. Alguien a mi lado decía: zapatero, a tus zapatos.

El personaje de Manon fue bien cubierto por la soprano Nino Machaidze, que ya acompañara a Juan Diego Flórez en la ocasión referida de París. También para ella era, si no me equivoco, el debut en escena del personaje. Su actuación fue buena, con voz adecuada y desenvuelta en escena. Lo menos convincente, en lo que tuvo que ver mucho la producción, fue su actuación en la escena del Cours-la-Reine, en la que hubo muy poco glamour.

Nino Machaidze

El resto de los personajes son mucho menos importantes que los dos protagonistas. Lo hizo de manera correcta el barítono Adrian Eröd como Lescaut, sin mayor brillo. Correcto y sonoro el Conde Des Grieux, interpretado por Dan Paul Dumitrescu.

Adecuado, el Brétigny de Clemens Unterreiner. Joven en esta ocasión el Guillot de Morfontaine, interpretado por Michael Laurenz. Lo hicieron bien las tres putillas, interpretadas por Ileana Tonca (Pousette), Svetlina Stoyanova (Javotte) y Zoryana Kushpler (Rosette).

La producción escénica fue una vez más la ya conocida de Andrei Serban, que mueve la acción a los años 30 y resulta poco convincente. La escenografía de Peter Pabst nos lleva a una estación de tren en el acto I, mientras que el Cours-la-Reine se convierte en un espectáculo tipo Moulin Rouge. El Hotel de Transilvanie no es sino un antro de juego. Los otros actos son más tradicionales. El vestuario es del mismo Peter Pabst y resulta adecuado a la época y para mí poco afortunado en lo que se refiere a la protagonista durante la gavota.

Nino Machaidze y Juan Diego Flórez

La dirección de escena es correcta, pero hay algunos aspectos en los que llama la atención. Prácticamente, no hay figurantes, sino que son sustituidos por siluetas de madera en escena, que mucho no aportan. Por otro lado, Guillot de Morfontaine no es aquí un viejo ricachón, sino un joven, lo que creo que va en contra de entender la personalidad de Manón. Tanto Lescaut como Brétigny no son sino chulos que viven de la prostitución, en la que hacen caer a Manón. En los concertantes el coro no está en escena, sino que se sitúa en el foso.

La producción es un tanto extraña, ya que elimina el ballet y también algunos diálogos, como el del restaurante del primer acto. Sin embargo, recupera algunos cortes tradicionales.

Era la primera representación del título y la Staatsoper había nuevamente agotado sus localidades, El público se mostró cálido en con los artistas, aunque no hubo gran entusiasmo. Las mayores ovaciones fueron para Juan Diego Flórez.

La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 3 horas y 2 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 27 minutos. Ocho minutos de aplausos, lo que no es excesivo para Viena. Recordemos que en Die Frau fueron 16 minutos y en Andrea Chenier, 10.

El precio de la localidad más cara era de 215 euros, habiendo butacas de platea desde 141 euros. La localidad más barata con visibilidad, aunque no plena, era de 36 euros. José M. Irurzun

Fotos: M. Pöhn

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