CRÍTICA: ‘DER FLIEGENDE HOLLÄNDER (R. WAGNER)’ (Auditorio el Baluarte de Pamplona)
DER FLIEGENDE HOLLÄNDER (R. WAGNER)
Auditorio el Baluarte de Pamplona. 23 Noviembre 2013.
También Pamplona celebra el bicentenario del nacimiento de Richard Wagner y lo hace con esta versión de concierto del Holandes Errante, que seguramente es la primea ópera de Wagner que se ofrece en Pamplona. El concierto ha sido bien recibido por el público y quizá no estemos lejos de poder repetir la experiencia con otras óperas wagnerianas. Confiemos en que sea así.
La Ópera Nacional de Brno está realizando una gira por esta parte de Europa y ha recalado en Pamplona con esta ópera de Richard Wagner. La dirección musical estuvo encomendada a Jakub Klecker, un joven talento checo, que a sus 31 años es una auténtica realidad. La lectura que nos ha ofrecido de esta primera ópera romántica de su autor ha sido francamente buena, llena de energía y con tiempos vivos, muy adecuados, por otra parte. Tiene un gesto muy seguro y sacó un notable partido de la Orquesta del Teatro Nacional de Brno, quizá un pelín pasada de volumen, y en la que no faltaron algunas pequeñas pifias por parte del metal. A destacar también la prestación del Coro del Teatro Nacional de Brno, que ofreció una notable actuación. En resumen, una buena lectura musical.
En el reparto vocal destacaba de manera importante la soprano alemana, nacida en Túnez, Maida Hundeling, que nos ofreció una destacada interpretación de Senta. Su presencia suele ser bastante habitual en las compañías de ópera canadienses y me consta que ha obtenido un importante éxito hace un mes en la Salomé de Richard Strauss. La voz tiene anchura y calidad, estando magníficamente emitida por arriba, con notas altas bien timbradas, seguras y sonoras. Su mayor problema radica en que los graves pierden volumen de manera importante, no teniendo nada que ver con el resto de sus registros.
El barítono Johannes Schwärsky fue un Holandés correcto, cantando con expresividad. La voz no está sobrada de volumen y tiene cierta tendencia a quedase atrás. El bajo Jevhen Shokalo fue un Daland buscando decibelios en todo momento. El tenor Ivan Choupenitch fue un Erik de voz bastante engolada y que, como casi todos, pasó apuros en el arioso del último acto.
En los personajes secundarios Jitka Zerhauova fue una adecuada Mary, mientras que el tenor Petr Levicek cumplió como el Timonel. El Baluarte ofrecía una entrada de alrededor del 70% del aforo. El público dedicó una cálida acogida a todos los artistas, aunque no hubo saludos individuales. La representación comenzó con 4 minutos de retraso y tuvo una duración total de 2 horas y 28 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 9 minutos. Los aplausos finales se prolongaron durante 5 minutos.
El precio de la localidad más cara era de 48 euros, siendo la más barata de 32 euros. José M. Irurzun.
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