Crítica: Descubrir “Alexander Nevsky”
Descubrir “Alexander Nevsky”
“Alexander Nevsky” de Prokofiev. Maria José Montiel, soprano. Orquesta y Coro Nacionales de España y Coro de la Comunidad de Madrid. Antonio Méndez, director. Auditorio Nacional. Madrid, 2 de junio de 2019.
La Orquesta Nacional mantiene un ciclo denominado “Descubre…” al que no suele acudir la crítica los domingos por la mañana, ya que se compone de una sola obra con explicación inicial. En esta ocasión, la última de la serie, se trató del “Alexander Nevsky” de Prokofiev. El viernes y sábado anteriores se ofrecieron partituras de Albéniz y Saint-Saens, tocando el tercer concierto para violín de este último el muy popular y gran violinista Joshua Bell, quien no quiso conceder la propina habitual a pesar de la insistencia del público, quizá por encontrarse disgustado con el aluvión de toses que acompañaron su actuación además de los por desgracia habituales teléfonos. La idea puede ser conceptualmente buena, si se piensa en “enseñar” a un cierto tipo de público una pieza, como hizo muy bien Luis Ángel de Benito con Prokofiev, situando “Alexander Nevsky” en su contesto histórico, comentando la partitura con la ayuda de proyecciones pertenecientes a la mítica película de Eisenstein. Además, quizá no moco de pavo en época de ahorros, se evita tener que pagar un caché más al solista de la primera parte. Sin embargo, algo no funciona cuando más de la mitad del Auditorio Nacional se queda vacío. ¿Se publicita convenientemente? ¿Se realiza bien la captación de ese público? Es algo en lo que el nuevo director técnico habrá de reflexionar.
Antonio Méndez dirigió con nervio la partitura, pero también con exceso sonoro. Una obra con tanto poder orquestal y coral puede prestarse a desmadres de la orquesta que hay que controlar. Muy especialmente en “El campo de la muerte”, una página desolada en donde el contraste ha de ser grande y permitir que la contralto pueda expresarse en piano. Tuvo la suerte de contar con María José Montiel, de voz cada día más hermosa y poseedora de unos pianos que llegan a cualquier sitio. Su interpretación tuvo todo el calor y la humanidad que esos emotivos cinco minutos requieren. La Orquesta y Coro Nacionales, a los que se unió el Coro de la Comunidad de Madrid, se lanzaron a mostrar su poderío, llegando a apabullar en el pletórico final de la “Entrada de Alexander en Pskov”. Grandes ovaciones del medio foro asistente, pero impresión desoladora para los artistas. Algo habrá que cambiar la próxima temporada. Gonzalo Alonso
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