Crítica: Dido and Aeneas por William Christie en el Liceu
Nueva lección musical de William Christie
Dido and Aeneas, Purcell. Gran Teatre del Liceu de Barcelona. 22 de junio 2023
Vuelve esta ópera de Henry Purcell al Liceu, tras una ausencia de más 60 años, puesto que su última representación aquí tuvo lugar en 1956. En estos años hemos podido verla en otras ciudades españolas, siendo la última de ella Madrid, donde se representó el pasado mes de Enero en los Teatros del Canal, ofreciéndose prácticamente el mismo espectáculo que el que ahora hemos visto en Barcelona, ya que la producción, la orquesta, la dirección musical y prácticamente todo el reparto, con la excepción de la protagonista Dido, coinciden.
Dido and Aeneas es la única ópera escrita por Henry Purcell, ya que las otras son más bien semi óperas. Reconozco que cada vez que escucho esta ópera llego a la conclusión de que Purcell es uno de los mayores genios de la historia de la música y que uno no puede sino lamentar que no tenga un mayor catálogo de óperas. Es ésta una auténtica obra maestra de las que dejan un recuerdo imborrable en el aficionado, cuando la escucha en las debidas condiciones, y eso ha ocurrido en esta ocasión.
En esta producción podemos decir que la danza es la gran protagonista, debiéndose a Blanca Li, coreógrafa de profesión y actual directora de los Teatros del Canal de Madrid. Ofrece un escenario, en el que a la izquierda se sitúa la orquesta, dejando un amplio espacio para las evoluciones de los bailarines, teniendo toda la parte delantera con agua para facilitar los desplazamientos de los danzantes. Los cantantes principales están prácticamente inmóviles, colocados en una especie de columnas, que son movidas por extras. A mí me parece que esto hace perder dramatismo a la trama, ya que el protagonismo corresponde casi en su totalidad a la danza, lo que a mi juicio muy personal resulta un tanto excesivo.
Como en el mes de Enero en Madrid, la interpretación musical ha corrido a cargo de William Christie y sus Arts Florissants, que han vuelto a demostrar que no tienen prácticamente rival en este tipo de óperas barrocas y pre-barrocas. William Christie dirigió desde el clave y todos pudimos disfrutar de la interpretación musical que nos ofrecieron. La delicadeza de su magistral dirección es de las que no se olvidan. Esperemos poder seguir disfrutando de sus interpretaciones musicales, aunque este gran músico está ya próximo a cumplir los 80 años de edad.
La reina de Cartago, Dido, fue interpretada por la mezzo soprano americana Kate Lindsey, que nos ofreció una sentida interpretación, cantando con gusto y gran expresividad, especialmente en esa página inolvidable que es el Remember Me. Únicamente eché en falta una mayor sonoridad en sus notas bajas.
Como en Madrid, el barítono italiano Renato Dolcini dobló como Eneas y la Hechicera y tuvo una buena actuación, más convincente que la de hace unos meses en Madrid. No es problema suyo, pero doblar ambos personajes con la misma presencia escénica resulta un tanto confuso.
Repetía como Belinda la soprano Ana Vieira Leite, que volvió a ofrecer su atractiva voz de soprano ligera, cantando con gusto y resultando plenamente convincente.
Los personajes secundarios estuvieron bien cubiertos en todos los casos. Las Brujas eran Maud Gnidzad y Virginie Thomas, Jacob Lawrence dio vida al Marinero, mientras que Michael Loughlin Smith fue el Espíritu.
La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 1 hora y 15 minutos, sin interrupción. El público dedico una muy cálida acogida a los artistas, especialmente a William Christie en los saludos finales, cuyos aplausos se prolongaron durante 7 minutos.
El Liceu ofrecía una ocupación de alrededor del 75 % de su aforo, estando los huecos más claros en los pisos superiores. La localidad más cara costaba 210 euros, habiendo butacas de platea entre 175 y 105 euros. La localidad más barata con visibilidad costaba 28 euros. José M. Irurzun
Fotos: A. Bofill
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