Crítica: Doña Francisquita en el Teatro Villamarta de Jerez
Feliz Centenario, Doña Francisquita
Teatro Villamarta, Jerez de la Frontera. Amadeo Vives: Doña Francisquita. Reparto: Rocío Pérez, Leonardo Sánchez, Manuel de Diego, Cristina del Barrio, Palmira Ferrer, Enric Martíobez-Castignani, César San Martín, Lucía Millán. Coro del Teatro Villamarta. Orquesta Filarmónica de Málaga. Escenografía y vestuario: Jesús Ruiz. Coreografía: Javier Latorre. Dirección de escena: Francisco López. Dirección musical: Carlos Aragón. 29 de enero de 2023
El próximo octubre se cumplirán los cien años del estreno de esta obra maestra absoluta de la zarzuela, una Doña Francisquita que es un auténtico bálsamo para la mente, una inyección de alegría, de buen gusto, de elegancia y de belleza melódica ininterrumpida de principio a fin. Pero, claro, siempre y cuando venga servida en una producción acorde al espíritu de finura y elegancia del libreto y de la música, como es el caso de esta bellísima producción del Teatro Villamarta de Jerez que en este mismo año girará por diversos teatros españoles. La escenografía de Jesús Ruiz, corpórea, realista y polivalente (con darle la vuelta a los dos grandes módulos centrales pasamos de las calles del Madrid romántico al patio de una corrala), se complementa a la medida con un vestuario del propio Ruiz que es un prodigio de buen gusto, de inventiva, de combinaciones de texturas y colores, una verdadera delicia a la vista. Francisco López añade a todo ello su buen hacer y su conocimiento de los resortes de la escena, dosificando los detalles cómicos, moviendo a los actores y cantantes con naturalidad y soltura, con momentos en los que las masas se desplazan con fluidez y otros en los que los protagonistas se mueven de manera muy natural. Todo un acierto, además, desplazar el espectacular fandango como final de fiesta, con una brillantísima coreografía de Javier Latorre que levanta el ánimo al más pintado.
Carlos Aragón consiguió que la orquesta malagueña sonase con delicadeza, con un sonido transparente desde la primera escena, rico en matices cromáticos, casi camerístico, como un sereno diálogo con las voces sin llegar nunca a taparlas, consiguiendo con ello una de las más refinadas prestaciones orquestales en el foso jerezano que recordamos. Su conocimiento de las voces le permitió a Aragón respirar con complicidad con los cantantes en perfecto equilibrio. Sólo cabe reseñar un momento de desajuste con las voces masculinas en el coro de románticos, más provocado por falta de ajuste de los coristas entre sí (la disposición escénica no lo ponía fácil, hay que reconocerlo) que por falta de atención del director.
Para la ocasión el Villamarta ha reunido a un brillante elenco vocal encabezado por una Rocío Pérez espectacular en el registro superior, donde los Mis y los Fas sobreagudos sonaron como auténticos relámpagos perfectamente timbrados. Gracias a su articulación clara se le podía entender todo a la perfección, mientras que su soltura en escena le llevó a una interpretación llena de encanto y buen gusto. El mexicano Leonardo Sánchez es una tenor lírico con cuerpo, con un color denso en el centro y facilidad en las expansiones en la zona superior, lo que unido a un fraseo pasional y una dicción clara redondearon momentos de gran brillantez y calor como la romanza “Por el humo se sabe dónde está el fuego”. Manuel de Diego es el Cardona ideal, por frescor de voz (espectacular su “Canto alegre de la juventud”) y por su absoluto dominio de las tablas y su sentido de la comicidad, con momentos desternillantes como la escena en que se hace pasar por mujer. Cristina del Barrio acercó su interpretación de Aurora la Beltrana a la estética de las tonadilleras, sacando la voz de pecho y la emisión natural en los momentos más pasionales, pero con cambios a la voz impostada en otros que dejan ver una voz atractiva y de cálidos perfiles. La voz contundente y timbrada de César San Martín fue el perfecto correlato vocal para el rudo personaje de Lorenzo, mientras que Enric Martínez-Castignani y Palmira Ferrer estuvieron geniales como actores y cantantes característicos, de una comicidad y un saber declamar admirables. Salvo el momento antes mencionado, el coro firmó una de sus mejores prestaciones, con fino sonido empastado en todas las secciones. Andrés Moreno Mengíbar
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