Crítica: Ecos de viena
ORQUESTA DE CÁMARA DE VIENA
Ecos de Viena
Obras de Mozart. Piano: Varvara. Violín y dirección: Fiuki Miura. Orquesta de Cámara de Viena. La Filarmónica. Auditorio Nacional, 28 de abril de 2021.
La temporada de La Filarmónica recibía a este añejo conjunto de cámara compuesto de unos 20 músicos que fue creado en 1946, por lo que posee ya una vitola, un estilo y una sonoridad bien definidos que no se apartan de los de otras agrupaciones nacidas y criadas en la ciudad del Danubio, la Filarmónica, la Sinfónica entre ellas. Nos rendía visita pues una formación señera y con muchas actuaciones a sus espaldas. Ha puesto aquí de manifiesto una excelente conjunción, una tímbrica muelle de espectro penumbroso, muy de la zona, y una irreprochable afinación.
Buena diferenciación y aceptable encaje entre sus distintas familias: violines, violas, chelos (solo dos) y contrabajo (uno) más dos trompas –algo rudas- y dos oboes –de suaves reflejos-. Una orquesta pues, como diría un castizo de por aquí, “muy apañada”, que ha sido permeable a los elegantes y prudentes gestos de Miura cuando este ha empuñado una corta y elegante batuta, con la que ha ido perfilando una más que aceptable interpretación de la “Sinfonía nº 29” del salzburgués, pese a las vacilaciones en la exposición de su tema de arranque.
Luego todo se ha reconducido y la música ha fluido fácil, sin accidentes. Buen desarrollo, refinamiento en el “Andante”, agudeza en el “Menuetto” y diligencia en el “Allegro con spirito” final, donde no siempre hubo claridad en los planos. Dentro de una visión clásica, sin sorpresas, sin originalidades, si se quiere algo mortecina, un poco “en routine”. Por similares derroteros circuló el “Concierto para violín nº 5”, con Miura tocando su Stradivarius de 1704: sonido no voluminoso, brillo agradable, fraseo bien perfilado, finura conceptual. Se cantó bien el “Adagio” y se expuso con aplomo el “Rondó”, en el que echamos de menos algo más de fogosidad en su sección “alla turca”.
Como guinda de la sesión la pianista rusa Varvara nos ofreció, adecuadamente cortejada por Miura y sus músicos, una interpretación muy clásica, expeditiva y bien fraseada del infrecuente “Concierto nº 8” de Wolfgang Amadeus, “Lützow”, tocado con limpieza, minuciosidad, encanto relativo y técnica segura, con excelentes trinos y estilo muy defendible; empleando sabiamente un pedal muy discreto y enunciando muy delicadamente el tema inicial del “Menuetto” de cierre, que fue coronado por una coda estupendamente formulada. Arturo Reverter
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