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Por Publicado el: 01/04/2019Categorías: En vivo

Crítica: Edita Gruberova: Despedida de una grande

ROBERTO DEVEREUX (G. DONIZETTI)

Nationaltheater de Munich. 27 Marzo 2019

Se trata de una representación muy especial, ya que supone la despedida de Edita Gruberova de los escenarios de ópera. Tras una larga carrera a sus espaldas, ha decidido a sus 72 años de edad poner fin a sus actuaciones, quedando a partir de ahora dedicada al concierto y el recital. Obviamente, la representación ha sido un auténtico homenaje por parte de sus fans, que han llenado el teatro de pancartas y ramos de flores y no parecían dispuestos a volver a sus hoteles, aunque hubiera transcurrido casi media hora desde que acabara la representación.

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Edita Gruberova

El hecho de que yo haya asistido a esta representación no deja de ser una casualidad, ya que esta despedida de la Gruby no se ha conocido hasta hace unas pocas fechas y mi viaje está organizado desde hace meses. De hecho, tengo que decir que en mi programación estaba la presencia en esta ópera de Sondra Radvanovsky, quien finalmente canceló, aunque desconozco los motivos, y de ahí la presencia y despedida de Edita Gruberova. No me parece que sea ocasión de entrar en una crítica habitual en una ocasión tan especial en la que se homenajea a una artista grande como pocas. No diré sino que con el cambio hemos ganado mucho en emotividad y hemos perdido en calidad vocal. Indudablemente, el paso del tiempo es inexorable para todos por gran artista que se haya sido.
Edita Gruberova es una de las pocas cantantes en la historia con una longevidad artística semejante y que ha podido llevar su carrera cantando exclusivamente óperas de su elección, en unos pocos y muy elegidos teatros.
Que Edita Gruberova es un auténtico mito y milagro vocal está fuera de toda duda. Es un auténtico mito, ya que cuenta con una legión de seguidores y admiradores, que parecen entrar en éxtasis con la sola presencia de su ídolo en un escenario Para ellos sus actuaciones no son sino ocasiones para mostrar su admiración y adoración por su auténtica diosa. También es un milagro vocal, ya que no es fácil comprender que con casi 73 años se pueda mantener en ese estado vocal, acompañada por su gran técnica y esos sobreagudos que ya hace décadas la hicieron famosa, aunque ahora son una sombra de lo que fueron.

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Edita Gruberova

Admitiendo sin la misma mínima duda la gran categoría de Edita Gruberova, siempre he puesto muchas reservas a la elección de su repertorio en los últimos años y, particularmente, en lo que se refiere a la Elisabetta de Roberto Devereux. Se ha llegado a escribir que este personaje es la Elektra del belcanto y algo de verdad hay en ello. Evidentemente, pertenece al más puro y complicado belcantismo y aquí Edita Gruberova está como pez en el agua. Elisabetta, sin embargo, necesita una soprano con una voz mucho más dramática que la de Gruberova y eso se ha hecho más evidente con el paso del tiempo.
En cualquier caso, no puede faltar mi rendido homenaje de admiración a una grande de la historia de la ópera, que será un referente para las próximas generaciones y a la que el mundo de la música y los aficionados tenemos mucho que agradecer. ¡Hasta siempre, Edita Gruberova!
La producción escénica ofrecida es la de Christof Loy, que se estrenara precisamente para Edita Gruberova en Munich en el año 2004, lo que supuso, sorprendentemente, el estreno absoluto de Roberto Devereux en la capital bávara. La producción tiene muy poco interés, pareciendo más una versión de concierto con trajes de calle. La acción se lleva a la época de Margaret Thatcher en Inglaterra, que es a quien parece que Christof Loy quiere que encarne la protagonista. La escenografía y el vestuario son de Herbert Murauer, con escenario único para toda la ópera, cambiando el mobiliario. Lo mismo sirve para sala de espera del juicio que para despacho de la Reina, casa de los Nottingham e incluso prisión de Roberto. Es de los peores trabajos que recuerdo de Christof Loy.
No podía faltar en el podio en esta ocasión tan especial su acompañante de tantas y tantas funciones, además de ser su ex marido Friedrich Haider, que hizo un trabajo eficaz y al servicio de la diva. Buena la prestación de la Bayerisches Staatsorchester y bien también el Coro de la Bayerische Staatsoper.

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Escena

Aunque el personaje que da título a la ópera es Roberto Devereux, no cabe duda de que la gran protagonista de la ópera es Elisabetta, la Reina de Inglaterra. No obstante, el tenor que encarna a Devereux tiene también momentos de claro lucimiento, especialmente en la escena de la prisión del tercer acto. Su intérprete en Munich ha sido el americano Charles Castronovo, que lo ha hecho de manera satisfactoria. Es un tenor lírico – ligero, adecuado a las exigencias del personaje y que ofrece una voz atractiva, aunque se echa en falta una más variada paleta de colores en su timbre, resultando algo monótono finalmente.
El Duque de Nottingham fue interpretado por el barítono italiano Vito Priante, cuya actuación me resultó poco convincente en términos vocales. Su volumen vocal no es excesivo y parece cantar como si tuviera miedo de que su voz no llegara bien a la sala, emitiendo todo uniformemente en forte, resultando aburrido para mi gusto. Lejos de los grandes intérpretes de las últimas décadas.
Convincente la actuación de la mezzo soprano valenciana Silvia Tro Santafé en la parte de Sara, que ofreció la actuación más completa del reparto, con una voz amplia y atractiva, habiéndola encontrado mejorada claramente respecto de ocasiones anteriores. Es de las mejores actuaciones que le recuerdo, si es que no es la mejor de todas ellas.
En los personajes secundarios, Francesco Petrozzi ofreció una voz sonora y adecuada al personaje de Lord Cecil. Adecuado también el barítono Kristof Klorek como Sir Gualtiero Raleigh.
El teatro había agotado sus localidades y la presencia de fans de la Gruberova era más que evidente, siendo recibida la diva con una gran ovación en su entrada en escena. Evidentemente, era una función de homenaje a la gran cantante y no podía esperarse otra cosa.
La representación comenzó con los 5 minutos de retraso habituales en Munich y tuvo una duración de 2 y 38 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 6 minutos.

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Edita Gruberova

El homenaje final necesita más comentarios. Las ovaciones fueron espectaculares para la Gruberova. Tras 9 minutos de ovaciones, apareció en el escenario Nikolaus Bachler, el director de la Bayerische Staatsoper, que dedicó unas palabras a la diva, que fueron seguida por otras de la homenajeada. Todo ello supuso 7 minutos de duración. Siguieron las ovaciones y 25 minutos después de terminar la representación, todavía quedaban adoradores de la diva que habían decidido romper todos los récords de aplausos. Eran pocos al final, pero muy ruidosos.
El precio de la localidad más cara era de 132 euros, habiendo butacas de platea desde 74 euros. La localidad más barata con visibilidad costaba 30 euros. José M. Irurzun
Fotos: W. Hösl

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