CRÍTICA: ‘Brillante producción conr eparto mediocre’ [El amor de las tres naranjas (S. PROKOFIEV) Komische Oper de Berlín. 24 Enero 2014.]
EL AMOR DE LAS 3 NARANJAS (S. PROKOFIEV)
Komische Oper de Berlín. 24 Enero 2014.
“Brillante producción con reparto mediocre”
Es un placer asistir a una representación de esta ópera, que no es sino un cuento, acompañado de una estupenda música. El resultado del espectáculo ha sido bueno, aunque la parte vocal haya dejado que desear.
La producción de Andreas Homoki se ha convertido en un clásico en este teatro, habiendo viajado a teatros de otros países y siempre con éxito. La producción resulta colorista y muy atractiva, no pretendiendo sino narrar un cuento con sentido del humor y bastantes toques infantiles, lo que resulta muy adecuado y lo agradecen los muchos jovencitos que asistían a la representación. La escenografía de Frank Philipp Schlössmann se caracteriza por el uso de elementos escénicos, entre los que destacan unos grandes libros de cuentos, las naranjas y algunos animales. Divertido el vestuario de Metchild Seipel y buena iluminación de Frank Evin.
La dirección escénica funciona francamente bien, utilizando estupendamente al coro del teatro. Todos los personajes se entregan sin reservas a la fiesta que tiene lugar en el escenario y al final asistimos a un espectáculo divertido y sin mayores pretensiones que la de hacer para un rato agradable a los espectadores. No es poco.
Buena la dirección musical de Mikhel Kütson, llevando la ópera con buen ritmo y sentido del humor y haciendo brillar a la partitura. En algunos momentos pecó de exceso de volumen sonoro, especialmente considerando las voces que había en el escenario. Buena la prestación de la Orquesta de la Komische Oper. Irreprochable la actuación del Coro del Teatro, tanto cantando como actuando.
El amplísimo reparto de esta ópera requiere especiales habilidades para los solistas como cantantes y actores y se nota que todos están muy familiarizados con la producción. Vocalmente, hubo de todo.
Entre lo positivo cabría mencionar la actuación del tenor Mirko Roschkowski como Príncipe, de voz agradable, aunque reducida de tamaño. Muy buena impresión la dejada por la joven y atractiva soprano Mirka Wagner en el personaje de la Princesa Ninetta, que ofreció lo más interesante vocalmente de la representación. Adecuada en todo Annette Seiltgen como Fata Morgana. Positiva también la actuación de Karolina Gumos como Smeraldina, así como la de Caren Van Oijen en la parte de la malvada Princesa Clarice.
Entre los que cumplieron con su labor, sin brillo especial, mencionaré al tenor Peter Renz como Truffaldino, cuya voz no pasa de la de un comprimario. Philipp Meierhöfer fue un modesto Chelio, lo que también es de aplicación a Carsten Sabrowski como Rey de Trébol. Adecuado el Farfarello de Bernhard Hansky.
El grupo menos interesante lo formaban Horst Lamnek en la parte del Primer Ministro Leander, Dominik Köninger en Pantalone y Hans Peter Scheidegger como la Cocinera, que pide un auténtico bajo, lo que no era el caso.
La Komische Oper ofrecía una entrada de alrededor del 90 % del aforo y entre el público había muchos niños, cuyo comportamiento fue, por cierto, ejemplar durante la representación. Hubo una cálida recepción a los artistas, sin que nadie fuera particularmente braveado.
La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración total 2 horas y 18 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 1 hora y 50 minutos. Cinco minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 79 euros, habiendo butacas de platea por 46 euros. La entrada más barata costaba 12 euros. José M. Irurzun
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