Critica: Elisabeth Leonskaja interpreta un Beethoven de altura
UN BEETHOVEN DE ALTURA
Obras de Beethoven y Bruckner. Orquesta Sinfónica de Castillo y León. Elisabeth Leonskaja, piano. Director: Vasily Petrenko. Palacio Carlos V. Festival de Granada, 12 de julio de 2024.
La Orquesta de la Comunidad castellano-leonesa viene experimentando desde hace unos años una sensible y provechosa evolución. Primero bajo el mando de Max Bragado Darman, más tarde a las órdenes sucesivas de Lionel Bringuier y Andrew Gourlay. En la actualidad su titular es Tierry Fischer. Entre los maestros que más veces se han subido a su podio figura Vasiy Petrenko, con el que se ha presentado ahora en el Festival granadinio. Es hombre altísimo que maneja de manera resuelta y eficaz una larga batuta; al viejo estilo. Tiene las ideas claras y las expone por derecho.
Lo pudimos apreciar en la correcta exposición, de tempi ligeros de la “Sinfonía nº 4”, “Romántica”, de Bruckner. La versión fue más bien agreste, no especialmente contrastada y no en todo momento clarificada en sus líneas, algo pesante pese al ritmo vivo de algunos pasajes, especialmente en el “Scherzo”. El inicio, con el hermoso y esencial solo de trompa, fue prometedor. Luego la exposición nos pareció algo farragosa, bien que desarrollada con buena letra. Los fortísimos no estuvieron siempre bien graduados. Pese a la buena delineación de la frase cantábile del “Andante”, el progresivo crecimiento hacia el ápice del movimiento no nos pareció bien graduado. Aunque aplaudimos algunos momentos bien resueltos, así el cuidado pianísimo previsto antes de la repetición en el último movimiento. Coda final masiva, no bien diseñada del todo. La Orquesta mostró sus calidades. Aislado roce de la trompeta en el tercer movimiento.
Buena orquesta pues, batuta eficaz, a veces un tanto rudimentaria. Y aceptable colaboración con Elisabeth Leonskaja, que nos obsequió con una hermosa interpretación del “Concierto nº 4” de Beethoven, que, tras los acordes iniciales del piano, tuvo una precisa y bien acentuada respuesta del “tutti”, con una sugerente y justa acentuación, lo que otorgó vida y viveza a la interpretación, elegante, cálida, bien fraseada y bien contrastada por la solista. Colaboración puntual, nada complaciente, pero atenta. Sobre ella Leonskaja pudo moverse a sus anchas y exponer con su conocida sensibilidad y su sonido lleno y perfumado los numerosos vericuetos expresivos de la obra. Algunas notas rozadas, algún trastabilleo nos parecen poca cosa. Sobre todo si la elocuencia es tal y si se nos ofrece de forma tan sutil el diálogo de piano y orquesta. Esos maravillosos pasajes que nos muestran, como tantas veces se ha dicho poéticamente, el diálogo entre Orfeo y Las Furias en el segundo movimiento.
El canto de la pianista se tornó virulento, chisporroteante, también refinado, en el “Preludio” del Libro II de Debussy “Fuegos de artificio”, ofrecido como bis y donde Leonskaja, cambiando de estilo, mostró sus capacidades en los fulmíneos ataques, en los caracoleos imparables expuestos en un curso excitante de tonalidad indefinida, con sus escalas, arpegios, los acordes en paralelo… Un sinfín de efectos bien atendidos en este caso por la pianista georgiana. Gran triunfo final. Repetición del que días atrás tuvo la otra gran dama del teclado, Martha Argerich. Arturo Reverter
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