Crítica: Ernani en Las Palmas
Desfile de voces en el Ernani de Las Palmas
Ernani, de G. Verdi. Roberto Aronica (Ernani), Anna Pirozzi (Elvira), Alessandro Lungo (Don Carlo), Giovanni Battista Parodi (Don Ruy), Fernando Campero (Yago), Andrea Gens (Giovanna) y Gabriel Álvarez (Don Riccardo). Coro del Festival de Ópera. Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Director de escena: Carlo Antonio de Lucia. Director musical: Guillermo García Calvo. Las Palmas de Gran Canaria, Teatro Pérez Galdós, 28 de mayo de 2022.
En su 55º temporada lírica, los Amigos Canarios de la Ópera volvieron a mostrar con esta propuesta para la juvenil ópera de Verdi su cuidado a la hora de seleccionar las mejores voces disponibles, sabiendo buscar a los cantantes adecuados para el estilo y vocalidad de esta ópera. En consecuencia, han conseguido cerrar un reparto muy redondo, brillante y plenamente verdiano, lo que no es sencillo en estos tiempos.
Aronica es una apuesta segura para el personaje del bandido Ernani. No posee un timbre especialmente atractivo, pero lo compensa con un fraseo lleno de intensidad dramática, cargado de acentos de gran fuerza expresiva. Su línea cantabile es más que notable, como se evidenció desde la primera cavatina del primer acto. Comenzó algo frío en materia de estabilidad de la emisión, pero ya desde el inicio del segundo acto la voz ganó en firmeza, brillo y proyección, consiguiendo firmar momentos brillantes en los números de conjunto. Algo similar le ocurrió a Anna Pirozzi, que nada más salir a escena se tiene que enfrentar con la complicada “Ernani involami”, que resultó algo corta de brillo en los agudos. Una cuestión que también se solucionó conforme avanzaba la ópera, mostrando por qué es considerada una de las más reputadas sopranos verdianas del momento. Su fraseo siempre lleno de intensidad se benefició de un magnífico uso de los reguladores, consiguiendo así domeñar una voz poderosa que también es capaz de dar sentido a los momentos más delicados. Imponente la voz de Alessandro Lungo, un buen ejemplo de lo que debe ser un barítono verdiano: voz autoritaria, potente y capaz de llenar la sala, pero también de plegarse a las sinuosidades del personaje con un buen juego con los reguladores y las medias voces. Junto al Silva de Parodi (que sustituyó a última hora al anunciado Evgeny Stavinsky) firmó un espléndido y espectacular duetto en el acto segundo. Parodi completó el exigente cuarteto vocal que necesita esta ópera con su voz de auténtico bajo cantante, flexible a la vez que contundente, de color claro y con esmalte. El cuidado en la selección de voces se mostró incluso en los secundarios, con tres muy buenas voces de Campero, Gens y Álvarez.
García Calvo llevó la dirección con gran dominio del estilo de este Verdi juvenil, volcánico a la vez que delicado, consiguiendo establecer un perfecto equilibrio entre el foso y la escena. Imprimió brío al fraseo, con acentuación nítida, haciendo que la Filarmónica sonase con tersura y empaste. El coro, especialmente el femenino, sonó con contundencia y calidad.
La producción propia de ACO en colaboración con Opera ProductionCD era sencilla de elementos escénicos y dejaba a los cantantes libres de preocupaciones para que pudieran desplegar con comodidad su canto. A veces en exceso, pues escenas hubo en las que el cantante se encontraba en un espacio vacío sin apenas indicaciones de movimientos. Con todo, uno en estas óperas no espera genialidades del regista, sino el lucimiento de los cantantes y en este sentido la producción cumplió con creces. Andrés Moreno Mengíbar
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