Crítica: De la expresión ahelante. Julia Kleiter en el Ciclo de Lied del Teatro de la Zarzuela
DE LA EXPRESIÓN AHELANTE
Lieder de Schubert y Wolf. Julia Kleiter, soprano, Michael Gees, piano. XXXI Cilclo de Lied. Teatro de la Zarzuela, 24 de marzo de 2025.

Julia Kleiter durante el recital en el Ciclo de Lied. Foto: Rafa Martin
No es una desconocida para la afición madrileña esta exquisita y señorial soprano alemana Julia Kleiter (Limburgo, 1980). Ha participado ya en estos ciclos liederísticos en un par de ocasiones. Su voz es la de una lírica plena, de tintes dorados, de sonoridad sustanciosa, agudos redondos y tornasolados, centro robusto y grave audible. Con este bagaje sabe desplegar un atractivo y variado juego tímbrico; todo realizado con suavidad, con un legato muy controlado y expresivo. Acompañada de forma muy flexible, suave y matizada por el buen pianista que es Michael Gees, presente en estos ciclos en cinco ocasiones anteriores, nos obsequió con un recital profundo, concentrado, de un lirismo de altos vuelos.
En él se nos ofrecieron distintas luces en torno a la palabra alemana “fernweh” (sufrimiento por estar en otro lugar), como nos explica con total conocimiento de causa en sus notas Isabel García Adánez. Los cuatro lieder de Mignon de Schubert y los cuatro de Wolf basados en los poemas de Goethe son un excelente ejemplo de esos sentimientos nimbados de nostalgia. Música exquisita y meditativa, de un aliento poético excepcional y que necesita de un intérprete capaz de matizar, de regular, de expresar con un tacto muy especial. Lo tuvo en Kleiter, que se ajustó a los textos a los pentagramas con mucha verdad, sinceridad y emoción contenida.
Puede que el tono general del concierto, con otros lieder acogidos a la misma estela sentimental y emocional de los dos autores citados. proporcionara en algún momento al oyente-espectador una cierta sensación de monotonía, una falta de vivos contrastes. Pero era una apuesta válida y, en el fondo, dotada de indudable unidad e íntimo calor. En algún momento ese toque íntimo viró hacia lo descriptivo y rotundamente dramático, como en la balada Der Zwerg (El enano), que Kleiter reguló y expresó con verdad, marcando los acontecimientos muy nítidamente y pintando la escena con calor.
Desde el principio, con Denk’es, o Seele (de los lieder de Mörike) la soprano nos captó por su elegancia, embarcada en los pianísimos del teclado. Estupendo el recogimiento en Die junge Nonne de Schubert. Tempestad expresiva bien controlada en Lied vom Winde de Wolf y admirable introspección en los Lieder de Mignon schubertianos. De la recreación de los correspondientes de Wolf destacamos la intensidad, los contrastes y la plenitud de Kennst du das Land, donde la cantante hizo exhibición de su anchurosa franja central. Aplaudimos asimismo los tintes dramáticos de Verborhgenheit del mismo compositor.
Un recital, pues concentrado, intenso, propicio a la reflexión que pudo disfrutarse gracias a la inteligencia y dotes canoras de Jula Kleiter, siempre bien acompañada por el exquisito Michael Gees. Dos propinas atendieron a los aplausos calurosos. La primera, Margarita en la rueca de Schubert fue dicha con gran intensidad y buen control dinámico. Las agudos plenos y rotundos. Este año no se incluyen en el escueto programa de mano los textos. Hay que leerlos en las proyecciones sobre la pantalla encima del escenario.
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