Critica: Fedoseyev y Volodin, entre Rusos anda el juego
ENTRE RUSOS ANDA EL JUEGO
Obras de Chaikovski. Alexei Volodin, piano. Orquesta Sinfónica Chaikovski. Director: Vladimir Fedoseyev. Auditorio Nacional, Madrid, 9 de mayo de 2019. Temporada de La Filamónica.
Es sorprendente el caso de Vladimir Fedoseyev, que a su edad -el próximo agosto cumplirá 87 años- se conserva como una flor bien regada, firme, elástico, atento, seguro, aunque sereno y tranquilo, reposado, como siempre lo fue. Y todavía luce una hermosa cabellera, aunque ya, como es lógico, muy encanecida. Da gusto verlo desenvolverse en el podio y seguir sus armoniosos movimientos, sus gestos elegantes, ahora sin batuta. Tiene bien ahormada a la Orquesta Chaikovski, nacida en 1930 como Orquesta de la Radio, y de la que es titular desde hace cuarenta años y por la que pasaron maestros de la talla de Orlov (su fundador), Golovanov o Rozhdéstvenski.
Su versión de la “Sinfonía nº 5” de Shostakovich, que revela estudio y análisis, fue excelente de concepción, equilibrada de exposición y arrebatada de expresión. Todo estuvo bien ordenado y calibrado, construido a conciencia desde ese delicado comienzo en el que los violines cantan calladamente apoyados en los sutiles ecos del arpa. Buena letra y mejor espíritu e idónea planificación en el exquisito y evanescente cierre, en donde la celesta tuvo el esperado protagonismo. Los timbres, con frecuencia ásperos, de la Orquesta rusa marcaron, bajo el impulso del mando preciso, el curso a veces estridente del sarcástico “Allegretto”, animado por los violentos zarpazos de los bajos. Las reconocibles y estratégicas disonancias de la música de Shostakovich fueron resaltadas como se debe en el intenso Largo, de tan característica desolación, solamente disimulada en los compases en los que la orquesta brilla con mil luces.
En el bombástico final, con todas las campanas al vuelo, Fedoseyev supo organizar el despliegue con buena mano, alternando lo estruendoso con lo delicado, hasta llegar el rotundo cierre. La Orquesta es un buen conjunto, con unas maderas cumplen y ensamblan y unos metales que conceden poder a una formación muy profesional, a la que quizá le falten instrumentistas para otorgar una mayor densidad al espectro. En todo caso más que suficientes para solventar las necesidades del “Concierto para piano nº 1” de Chaikovski, en el que actuó de solista Alexei Volodin (nacido en Leningrado, como Fedoseyev, pero en 1977), tan conocido de nuestro público.
El director planteó la introducción, con ese radiante y popular tema que no vuelve a aparecer, de manea muy parsimoniosa, con un solista contundente, que cantó a los cuatro vientos con apasionamiento y con precisa resolución de octavas, poderosas y altisonantes, como en general suele ser su discurso. Cadencia sin problemas y elegancia en el “Andantino”, con la exigida ligereza en el “Prestissimo”. Volodin, sin perder la línea, se desbordó en el “Allegro con fuoco”, que tocó a toda pastilla, con octavas algo atropelladas. Su primer bis fue la transcripción de un lied de Schumann. Fedoseyev nos dio de propina una vital “Danza española” del “Lago de los cisnes” de don Piotr. Arturo Reverter
Últimos comentarios