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Por Publicado el: 29/07/2019Categorías: Noticias

Critica: Festival de Música de Marvao

Festival Internacional de Música de Marvao (I)

En tan sólo cinco años, el sueño albergado por el director de orquesta alemán y su esposa, la conocida soprano Juliane Banse, se ha convertido en el festival de música clásica más importante de Portugal, lo que resulta más sorprendente si consideramos que se desarrolla en una localidad del Alentejo de apenas cien habitantes. Eso sí, en un entorno patrimonial y natural inmejorable, lo que ha supuesto, sin duda, una de los más importantes activos a la hora de atraer a los músicos, el público internacional y los patrocinadores. De las dimensiones del festival, que se desarrolla del 19 al 28 de julio, dan fe los más de seiscientos músicos que pasarán por él en esta su sexta edición.

Asistimos al último fin de semana del festival, con una agenda intensa con hasta cuatro conciertos diarios en diversas localizaciones, incluidas algunas localidades del entorno de Marvao. El 26 de julio se inició en la Iglesia del Espíritu Santo con un concierto a cargo de Muriel Cantoreggi (violín) y Jano Lisboa (viola), con los dúos para violín y viola KV 423 y 424 de Mozart. Ambos intérpretes ofrecieron unas versiones muy ajustadas en estilo, con sonido de vibrato contenido y una articulación rica en acentos y matizaciones con carácter expresivo. A destacar el bello sonido, perfecto de afinación, de la viola de Lisboa. La compenetración entre ambos fue perfecta, explicitando el carácter dialógico que estas obras poseen, con respuestas perfectamente ensambladas entre ambos. El colofón fue el magnífico Tema con variaciones que cierra el KV 424, en el que ambos mostraron su virtuosismo.

A media tarde, en la Iglesia de Santiago, la pianista georgiana Inga Fiolia ofreció un muy atractivo recital que se abrió con algunas piezas, más bien ligeras, de Mikhail Glinka, entre las que sobresalieron, por su aire chopiniano, unas variaciones sobre un tema ruso en la que Fiolia encontró el punto necesario de fraseo, con el rubato necesario y una articulación muy cuidada. Su precisión técnica y su musicalidad se combinaron en un ensoñador nocturno de Clara Schumann con rubato algo más marcado y un magnífico sentido de la cantabilidad. La delicadeza en la pulsación y los juegos de colores dominaron sus versiones de los dos Arabescos de Debussy, a los que siguió una tumultuosa y expansiva versión del famoso Preludio nº 2  de Rajmaninof. No alcanzaron tan alto nivel su versiones de las piezas de Chopin, con un fraseo algo confuso y emborronado en el Vals nº 2. Cerró la velada la pianista con cinco preludios de su compatriota Sulkhan Tsinsatze, en las que Fiolia volvió a mostrar su dominio tanto del lenguaje más intimista como el del más agitado.

Por la noche, en las Ruinas Romanas de Ammaia, el festival ofrecía la que posiblemente sea su apuesta más ambiciosa. Meses atrás se abrió por medio de Internet la convocatoria a músicos de todo el mundo para formar una orquesta y coro específicos para interpretar Carmina Burana. Hecha la selección, los integrantes de ambos conjuntos se reunieron por primera vez el día 22 de julio para iniciar los ensayos junto a la Banda Sinfónica Portuguesa y los solistas Sunhae Im (soprano), David James (contratenor) y Dominik Köninger (barítono), todos bajo la dirección de Christoph Poppen. Más de mil personas se dieron cita en el espacio arqueológico. Dadas estas circunstancias, es sorprendente el nivel alcanzado en el concierto, con unas cuerdas que iniciaron la noche con la Serenata para cuerdas de Chaikovski en una versión muy limpia y de sonido muy cuidado por un Poppen de gesto claro y gran atención a los detalles del fraseo. Sorprendente también el nivel del coro en la pieza de Orff: muy empastado y preciso en la respuesta a las inflexiones marcadas por la batuta en una versión muy ágil, que optó por tempi rápidos y por acentuar la magestuosidad en los pasajes más espectaculares. Muy bueno el barítono Köninger, de notable soltura en los rápidos pasajes de “Ego sum abbas” y firme registro superior. James aportó una nota de caricatura en la voz acentuando a propósito los tonos estridentes de su intervención como pato asado en “Olim lacus colueram”. Por su parte, Im aportó su voz ligera, casi infantil, de fresco registro agudo, a pesar de algunos tonos metálicos en las notas finales de “Dulcissime”.  Andrés Moreno Mengíbar

3 Comments

  1. Mario Ricca 29/07/2019 a las 16:45 - Responder

    Errores:

    1 – Juliana Banse, y no Julienne
    2 – No es en absoluto el festival de clássica mas importante en Portugal. Sintra, Espinho, Povoa, son mejores de programación y mas frequentados. Marvão es un pequeñito festival regional sin expression. Christoph Poppen es un maestro mediocre.

  2. Mario Ricca 29/07/2019 a las 16:46 - Responder

    Juliane, perdon

  3. Mario 30/07/2019 a las 13:44 - Responder

    Juliane Banse, not Julienne.

    And it’s NOT the best festival in Portugal.

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