Crítica: Primer concierto del Focus Festival de la Orquesta Nacional con Álvaro Albiach
Capítulo de revelaciones
Obras de De Pablos, Turina, Del Campo y Wagner. Orquesta Nacional. Director: Álvaro Albiach. Focus Festival. Madrid, Auditorio Nacional, 6 de mayo de 2022.
Ha empezado la segunda edición del Focus Festival, una estupenda iniciativa de la Orquesta Nacional, en este caso aliada con la Fundación March. Una propuesta que se enmarca bajo el lema “Poéticas encontradas: música española en el período de entreguerras (1918-1939)”. Tras Alberto González Lapuente, que llevó la batuta el pasado año, la comisaria y mente pensante de esta segunda, en la que se incluyen cinco conciertos, es la musicóloga Elena Torres, que nos dice: “En este itinerario musical se dirigirá la mirada a los compositores más innovadores –Roberto Gerhard o Rodolfo Halffter, entre otros-, pero también a los músicos que se mantuvieron dentro de una retórica convencional, lo que no fue óbice para que concibieran unas obras enormemente creativas y dinámicas”. Un buen pie para desarrollar y esclarecer determinados aspectos de nuestra música”.
En la primera sesión hemos podido conocer una obra muy interesante de la prácticamente desconocida María de Pablos (1904-1990): “Castilla”, que mereció en 1927 el primer premio de composición en el Conservatorio de Madrid y basada en el poema de Manuel Machado. Una pieza de gran aliento sinfónico, narrativa, entreverada de influencias de Richard Strauss y temas populares hispanos, aunque no son de desdeñar determinadas influencias impresionistas, de Ravel, por ejemplo, en el mismo comienzo, tras el cual el oboe expone una frase popular.
Gran afirmación sinfónica de un tema de siete notas. De inmediato un allegro conciso, nuevo tema en pleno fragor orquestal. Proceloso tejido armónico, pasajes líricos expansivos. Una frase evocativa del corno inglés, calma, danzas entrevistas. Tras un tan animado paisaje sonoro, llega la tranquilidad. A continuación escuchamos la infrecuente “Ritmos” de Turina, que la Nacional ya tocó hace unos años y que, como apunta Elena Torres, “emplea formas cíclicas de estirpe straussiana. Danzas sucesivas: farruca, vals, garrotín y un baile exótico”.
En la segunda parte escuchamos el infrecuente “Infierno de la Divina comedia” del maestro de De Pablos, Conrado del Campo (1910), otro músico muy español influido por el autor de “El caballero de la rosa”. Una página de rara intensidad, procelosa, rotunda, incandescente, reveladora de un talento orquestal de primer orden. Sus también indudables influjos wagnerianos pudieron apreciarse en mayor medida al haberse incluido en este concierto entre el “Preludio” de “Tristán e Isolda” y el “Preludio” de “Parsifal” del músico de Leipzig, “La sombra que todo lo inunda” en palabras de Elena Torres.
Fue una sesión muy disfrutable, y didáctica, en definitiva, por cuanto además escuchamos interpretaciones de alto nivel dirigidas por Álvaro Albiach, un músico ya bien probado que ha vuelto a mostrar seguridad, gesto variado y firme, eficacia expresiva, maleabilidad, facilidad en la subdivisión de compases, habilidades constructivas y olfato para adecuar el sonido y el metro, nunca rígido, al significado de cada música. Exhibe distintos registros y está atento a todo con insólita agilidad.
La Nacional, que sonó bien, empastada y afinada, parece encontrarse a gusto bajo su mando y siguió a la batuta sin pestañear, por ejemplo, en el bien construido “crescendo” del “Preludio” de “Tristán”, iniciado con grandes silencios. El “Amén de Dresde”, entre otros de los temas de la página que abre “Parsifal” , fue expuesto con el necesario temple. Sereno desarrollo de ese maravilloso inicio de la última ópera wagneriana. Arturo Reverter
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