Viajando por las aguas del Urumea

Schubertiada  2023. Fecha: 22-I-2023. Lugar: Sala Club del Teatro Victoria Eugenia. Programa: ‘Winterreise’ D. 911 de Franz Schubert. Cantor: Frederic Jost. Pianista: Hilko Dumno. Producción: Donostia Musika.

Frederik Jost

De nuevo vuelve a sorprender el infatigable ánimo de esta asociación musical donostiarra, ahora embarcada en el reto de que en el último tramo de la desembocadura del easonense rio Urumea, sea la música de Franz Schubert la que acompañe a la ciudadanía melómana durante todo el presente año 2023. La música de este admirable compositor vienés va a estar presente en cuatro espacios distintos, quince conciertos de cámara y cinco proyecciones, entre las que cabe destacar la poco conocida ópera ‘Alfonso y Estrella’, D.732, o la preciosa película de su otra ópera ‘Fierrabras’ D. 796.

En la presente ocasión se contó con la voz del joven muniqués Frederic Jost que se auto encuadra en la tesitura de bajo, aunque, a subjetivo juicio de quien escribe, está más y mejor en la de barítono, dado que posee unos sólidos registros central y bajo, estando un tanto con apreturas en la zona alta del pentagrama. Así se le apreció en la interpretación de esta joya de la música universal que es el ciclo de los veinticuatro lieder conocidos como ‘Winterreise’ o ‘Viaje de invierno’, en los que el promiscuo compositor dejó el alma durante su último año de vida, devorándosela la sífilis a sus 35 de existencia, en largos y penosos trancos.

Jost supo sacar partido de su voz -aún sin cuajar debidamente por mor de su juventud- trasmitiendo al respetable, que llenó totalmente el aforo de 100 localidades, la angustia, la niebla húmeda que restalla en el pentagrama y esa especial angustia de juvenil senectud, que ve acercarse -pronto- la barca de Caronte. Sus inflexiones de voz, la manera de modular -muy elegante-, los armónicos de su brillante registro central, dieron pie a una velada realmente hermosa, muy acorde con la atmosfera fría que reinada en el exterior. Tuvo que hacer tres salidas a saludar y en la segunda, a modo de regalo, nos deleitó, nuevamente, con la belleza que constituye el lied ‘Der Lindenbaum’ (‘El Tilo’), quinto del ciclo.

Cuando el piano es el acompañante de la voz y no al revés, este instrumento ha de adecuarse a esta situación y mantener su tapa lo menos abierta posible, para que el canto sea el protagonista del concierto. Ello no empecé a la calidad de pianista, en este caso alta en las manos del bien acreditado teclista acompañante Hilko Dumno, pero hubo sonoridades que resultaron significativamente inadecuadas en cuanto a su volumen acústico se refiere. Lo positivo de todo es que Franz Schubert le va a tomar gusto a su navegación por el Urumea. Manuel Cabrera