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Por Publicado el: 28/02/2023Categorías: En vivo

Crítica: Grigori Sokolov en Les Arts

El “presidente” Sokolov

Grígori Sokolov (piano). Programa: Obras de Purcell y Mozart. Lugar: València, Palau de les Arts (Auditori). Entrada: 1.490 espectadores (lleno). Fecha: sábado, 25 febrero 2023.

Grigori-Sokolov-c-Live-Music-Valencia

Grígori Sokolov (c) Live Music Valencia

Grígori Sokolov, presidente de la república universal del piano, ha vuelto a València con un programa difícil e inesperado, solo apto para un músico de su envergadura artística. Purcell y Mozart. Barroco y clásico. Clave y albores del piano. Sin monsergas historicistas. Importa la música, la vigente universalidad sin tiempo de la obra de arte. Es fácil imaginar a los eternamente jóvenes Purcell y Mozart (el inglés murió con 36 años; el salzburgués con 35) maravillados con lo que el sábado hizo el “presidente” Sokolov con sus pentagramas desde el maravilloso piano moderno, un Steinway preparado tan idealmente como siempre por el artesano Javier Clemente.

Sokolov no renuncia a ninguna de las infinitas posibilidades que brinda un instrumento que ni Purcell ni Mozart pudieron figurarse en sus mejores sueños. Colores, timbres, dinámicas, sonoridades, precisión, pulsación, articulación, pedales… Todo para engrandecer, indagar y descubrir renovados universos sonoros en la imperecedera obra de arte. Las versiones decididamente modernas, pero también rotundamente fieles y genuinas, que Sokolov bordó en València se parecen tanto y tan poco a la sonoridad de los instrumentos originales como el oído actual al del melómano de la época; tanto y tan poco como las acústicas de iglesias y salones de entonces a las inmensas salas de concierto actuales; tanto y tan poco como aquellos silenciosos espacios y entornos acústicos de entonces a los muy contaminados de hoy, tiempo de motor de explosión y de mientras más decibelios mejor que mejor… Reguetón.

Realidades tan distintas requieren tratamientos diferentes. Lo hizo genialmente Britten en la Guía de orquesta para jóvenes con el mismo tema de Purcell del Rondó en re menor que Sokolov ha revivido ahora desde el sofisticado teclado contemporáneo. Cada repetición, cada nuevo motivo o aire, es nueva bocanada de sensaciones y emociones. Belleza y arte sin complejos ni remilgos. Nada más genuino y auténtico que la verdad. Y Sokolov, desde su sabiduría pianística y musical, desde su inteligencia y sensibilidad, desde su talento y dominio técnico, mira de frente a la obra de arte, y la sirve de devoción y una lealtad que traspasa teorías y musicologías. Genio. Galaxia Sokolov. República libre del piano. 2023.

Tras la estimulante “sobredosis” de Purcell de la primera parte (40 ininterrumpidos minutos en los que se sucedieron, entre otras páginas, las Suites cuarta y séptima, y se cerraron con la Chacona en sol menor), volvió a escucharse el Mozart inconfundible de Sokolov. Claridad y pureza. La felicidad del piano esencializada en la Sonata en Si bemol mayor, con su sorprendente cadencia en medio del rondó final. Pero el presidente quiso cerrar el recital en universo íntimo, callado, sugerente, con la quieta calma del muy poco tocado y casi desconocido Adagio en si menor de Mozart. No hay palabras.

Luego, tras la serenidad impregnada a un público maravillosamente silencioso, la interiorizada emoción colectiva abrió paso al entusiasmo y a la consabida fiesta de los bises. Esa tercera parte de concierto que Sokolov siempre regala cuando se encuentra cómodo con el público y consigo mismo. El crítico perdió esta vez la cuenta. ¿Seis, siete…? Brahms (Intermezzo opus 117 número 2), Chopin (Mazurca opus 68 número 4), Rajmáninov (Preludio opus 23, número 2), otro preludio de Scriabin… y, como final ineludible de este recital sin concesiones ni tonterías, Bach. ¡Siempre Bach! En esta ocasión en el prodigio pianístico del Preludio en mi menor del primer libro de El clave bien temperado, llevado por Alexánder Siloti al moderno piano trasladado a la tonalidad de si menor. Purcell-Britten, Bach-Siloti. El “presidente” Sokolov siempre. Inolvidable. Justo Romero

Publicada el 27 de febrero en el Diario Levante

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