Crítica: Pablo Heras-Casado dirige la Mahler Chamber Orchestra en su 25º aniversario
Refrescantes imágenes de un pasado con Heras-Casado
Obras de Falla –“Concerto”, “El retablo de Maese Pedro”- y Stravinski –“Pulcinella”-. José Antonio López, barítono; Airam Hernández, tenor; Héctor López de Ayala, niño cantor. Benjamin Alard, clave. Mahler Chamber Orchestra. Director. Pablo Heras-Casado. Teatro Real, Madrid, 18 de febrero de 2023.
En este año de celebraciones múltiples suscita especial atención el primer cuarto de siglo de la Mahler Chamber Orchestra, ahora en plena gira. El conjunto, poblado de gente joven, conserva sus características primigenias, su coordinación y tímbrica penetrante. Lo integran en la actualidad 45 músicos de 20 países diferentes y funciona como un colectivo nómada gobernado por su equipo de dirección y el consejo de la orquesta. En sus filas se integran actualmente seis músicos españoles. Daniel Harding es su director honorario. Ha sabido mantener el sonido característico del conjunto -entre agreste y refinado-, que lo ha convertido en una formacion de referencia.
Cualidades que ha puesto de nuevo de manifiesto en esta interesantísima sesión celebrada en el Real de Madrid y anteriormente en Gerona, en donde se ha grabado la actuación con tres señeras composiciones muy relacionadas entre sí al proceder de una misma fuente: la del socorrido neoclasicismo. Es muy relevante la manera en la que Falla supo ahondar en la música de nuestro siglo de oro, tanto en lo que atañe el ascético “Concerto” cuanto a lo referente a la obra escénica, de cuyo estreno en Sevilla se cumplen exactamente 100 años. Un aniversario redondo.
La versión original de la obra está pensada para marionetas, aunque, sobre todo por problemas de montaje, habitualmente se suele recurrir a interpretaciones concertantes. Como la que en este caso hemos escuchado. Falla quería, desde luego, que los títeres fueran los auténticos protagonistas y por eso no paró hasta que “El retablo” se estrenó de esta guisa en París, en el palacio de la Marquesa de Polignac, el 25 de junio del mismo año. En el Retablo, Falla, subraya Ivan Nommick, proyecta hacia dentro de su conciencia el episodio romancesco convirtiéndolo en nueva sustancia poética, en fluido caudal lírico y emocionado.
Se nos ha ofrecido, bajo elmando seguro y conminante de Heras-Casado, una versión muy fresca, firme en lo rítmico, bien planificada, envuelta en un sano impulso que no desconoció los instantes líricos, como el de la ensoñación de Melisenda. Claridad de líneas, ataques justos sobre el fulcro, fraseo bien delineado, tímbrica adusta, muy bien destacada en busca de resaltar la originalidad de la instrumentación, ascética, con voces determinantes y resolutivas. Todas ellas emanadas de unos magnificos instrumentistas, con los fagotes Marceau Lefèvre y Chiara Santi, el trompeta Christopher Dicken y las trompas José Vicente Castelló y Jonathan Wegloop a la cabeza.
Contribuyó también al buen resultado una cuerda precisa y afinada con el concertino William Hagen a la cabeza. Viveza, rusticidad, ecos de nuestra música antigua bien servidos por tanto. Y tres voces muy cumplidoras. El buen barítono que es José Antonio López estuvo en esta ocasión algo menos lucido en una parte como la de Don Quijote que encaja mejor en una voz de bajo. Quedó por ello algo deslucido en su primera octava durante el alegato final, en donde Heras debió rebajar un poco más las voces orquestales. Bien el niño cantor, aplicado y medido, aunque quizá algo mayor para el cometido (14 años): debe de estar a punto de la muda. Más que correcto Hernández, quizá con un timbre en exceso oscuro para Maese Pedro, que parece pedir una voz más aérea y ligera.
La sesión comenzó con un excelente versión del “Concerto para clave”, con la instrumentación camerística original. El teclado era un Pleyel nada menos, muy bien tocado por Alard. Lástima que la sala fuera tan grande. Tuvo el aire y la acentuación precisos. Como Suite de “Pulcinella” de Stravinski, agreste, puntillista, cantarina, vivaz y bailable. Una acuarela bien hermosa. Todo contribuyó, pues, al buen éxito general. Estupendas y climáticas notas al programa de Alfredo Aracil, que se las sabe casi todas en este terreno. Arturo Reverter
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