Crítica: Il Giardino Armonico en el Festival de Granada
Esa delicada y espejeante voz…
Obras de Durante, Barbella, J. S. y C. Ph. E. Bach y Paisiello. Avi Avital, mandolina. Il Giardino Armonico. Director: Giovanni Antonini. Colegio Mayor Santa Cruz la Real. 5 de julio de 2023. 72 Festival de Granada.
Siempre es atractivo volver a escuchar las cuerdas tersas, bien templadas y afinadas, la conjunción entre familias y la solidez expositiva de un grupo tan acrisolado y veterano como es Il Giardino Armonico, que tiene ya más de 30 años de vida desde que lo fundaran el laudista Luca Pianca y el flautista Giovanni Antonini. Este, que se ha asentado poco a poco como un inteligente, activo y nervioso director, que maneja, con su enteca figura y su amplio gesto sin batuta los hilos de cualquier interpretación de música barroca o clásica, es ya bien conocido de nuestro público pues ha ocupado en ocasiones podios como el de la Nacional, la Sinfónica de Galicia o la Barroca de Sevilla.
Con esta última ha actuado hace unos días en Granada. Y, en la ocasión que se comenta, con su propio grupo en un programa muy atractivo y novedoso en el que han sobresalido las interpretaciones en las que ha sido protagonista ese espléndido y dotado artífice de la mandolina que es el israelí Avi Avital. Cuatro obras requerían su presencia: “Concierto en Re mayor para dos violines, mandolina y bajo continuo” del casi desconocido hoy Emanuele Barbella (1718-1777), “Concierto en Mi bemol mayor para mandolina” de Giovanni Paisiello (1740-1816) y dos transcripciones del propio Avital para su instrumento de dos composiciones maestras de Johann Sebastian: “Concierto en Re menor BWV 1052” y “Concierto en Re menor BWV 1060”, escritas por el Cantor para violín y para dos claves respectivamente. Aunque eso tampoco es seguro, como resalta en sus ajustadas notas Pablo J. Vayón.
Las interpretaciones fueron amenas, contrastadas, ligeras de equipaje, transparentes y muy bien ritmadas, llevadas por ese ímpetu tan contagioso de Antonini, que participó con su flauta dulce en la “BWV 1060”. Se resaltó hábilmente en el “Concierto” de Paisiello ese toque prerromántico del “Larghetto”, de estirpe tan mozartiana. Todo sonó afinado, sin especiales originalidades, se fraseó con intención y se tocó con estilo, quizá de manera a veces en exceso educada, a falta de una exposición más original y rompedora.
El grupo, bien ajustado y compensado, dio de nuevo muestras de su clase. Los quince instrumentistas, entre ellos clave y tiorba, siguieron las conminativas órdenes de su jefe. Los dos violas no tocaron, así lo imponían las respectivas partituras, en las composiciones de Barbella y Paisiello. Avital lleva consigo un mecanismo que procura a su mandolina una leve amplificación; algo necesario cuando, como en este caso, se toca al aire libre. Los aplausos del respetable determinaron la concesión de un bis: primer tiempo del “Concierto para mandolina en Do mayor” de Vivaldi. Arturo Reverter
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