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Por Publicado el: 01/02/2025Categorías: En vivo

Crítica: ‘Conexiones transatlánticas’ en la inauguración del tercer festival Atrium Musicae

‘Conexiones transatlánticas’ en la inauguración del tercer festival Atrium Musicae

III FESTIVAL ATRIUM MUSICAE. Joven Coro de Andalucía. Marco Antonio García de Paz (director). Obras de Gutiérrez de Padilla. López Capillas, Guerrero, Lobo y Victoria. Lugar: Concatedral de Cáceres. Fe­cha: 30 febrero 2025.

'Conexiones transatlánticas' en la inauguración del tercer festival Atrium MusicaeIII FESTIVAL ATRIUM MUSICAE. Joven Coro de Andalucía. Marco Antonio García de Paz (director). Obras de Gutiérrez de Padilla. López Capillas, Guerrero, Lobo y Victoria. Lugar: Concatedral de Cáceres. Fe­cha: 30 febrero 2025.

El Joven Coro de Andalucía en Atrium Musicae de Cáceres

Sobre el papel, parecía el concierto “telonero” del III festival Atrium Musicae, el creciente “invento” cacereño nacido en el seno de la Fundación Atrio y de la mano de Antonio Moral que, por sentido programático y calidad de sus artistas, lleva camino de convertirse, en cita de referencia de la agenda festivalera española. Ha sido el jueves, en la monumental y más que hermosa Concatedral de Cáceres, abarrotada hasta la bandera para escuchar al Joven Coro de Andalucía, formación de primerísima categoría que, de la mano maestra de Marco Antonio García de Paz, se presentó en el festival extremeño con un programa henchido de enjundia y sentido.

La cita inaugural ha puesto por las nubes desde el primer momento el listón de la recién nacida edición. En los atriles,  un programa que sentaba como anillo al dedo en esta tierra  de conquistadores como Hernán Cortés y músicos como Juan Vásquez, que indagaba, como escribe Enrique Martínez Miura en las escuetas pero sabias notas al programa, en las “conexiones transatlánticas” de músicos y músícas habidas en los siglos XVI y XVII a ambas orillas del entonces océano español.

Desde las primeras notas del motete Deus in adiutorium, del malagueño afincado en Puebla (México) Juan Gutiérrez de Padilla (c. 1590-1664) se sintieron las calidades y cualidades de la joven -pero en absoluto juvenil- formación andaluza. Afinación, empaste, belleza vocal, fraseo y estilizado sentido expresivo fueran pautas de un coro cuajado con el marchamo de la excelencia, fruto del encuentro entre sus calibradas voces y el gobierno expresivo, lúcido y vivificante de García de Paz.

Luego, siguieron páginas de su amigo y discípulo Francisco López Capillas (1606-1674), nacido en Ciudad de México -de cuya catedral fue maestro de capilla-, y de quien se escucharon primero el motete de difuntos In horrore visiones nocturne y luego el motete Cui luna, sol omnia.

No faltaron en el programa los grandes maestros sevillanos Alonso Lobo y Francisco Guerrero. Del primero, el contrapuntístico motete de exequias Versa est in luctum, que compone en 1598 para el funeral de Felipe II, cuando era maestro  de capilla de la catedral de Toledo. De Guerrero recrearon con luminosa belleza dos páginas tan características como el motete Lamentations y Sanctissimam, inspirada en un soneto de Garcilaso, y que, como recuerda Martínez Miura a través de una cita del poeta renacentista Cristóbal Mosquera de Figueroa, confirma a Guerrero como ”uno de los primeros que en nuestra nación dieron a conocer con la música el ritmo y el espíritu de la poesía”.

A falta de alguna página del pacense Juan Vásquez, la transatlántica velada se cerró con el gran Tomás Luis de Victoria, quizá -con permiso de Falla- el compositor español más universal. De él, abulense de enorme repercusión en las músicas nacientes en las florecientes iglesias y catedrales iberoamericanas, se escuchó una de sus diversas versiones del antífona Salve regina, cuyo brillante final hubo de ser repetido como respuesta al aplauso entusiasta y unánime del público puesto en pie.

Fue el colofón de un concierto a todas luces excepcional, preámbulo de una edición festivalera cargada de actuaciones remarcables. Hasta el próximo domingo, se escucharán y disfrutarán en Cáceres las artes del organista y clavecinista Benjamin Alard, de los pianistas Christian Zacharias, Daniel Heide y Yulianna Avedeeva, del Cuarteto Quiroga, el percusionista Juanjo Guillem, Andreas Prittwitz o el barítono Andrè Schuen. Todo regado e  inspirado por los fogones únicos del restorán Atrio, servidores ahora, además del mejor yantar, de la mejor música y músicos. Para no perdérselo.

Justo Romero

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