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Por Publicado el: 02/11/2023Categorías: Noticias

Crítica: Jakub Józef Orliński en el ciclo Les Arts és Grans Veus

¡Vaya que si hizo la pirueta!

Ciclo “Les Arts és Grans Veus”. Jakub Józef Orliński (contratenor). Il Pomo d’Oro. Programa: Obras de Claudio Monteverdi, Kapsberger, Caccini, Frescobaldi, Saracini, Krell, Strozzi, Marini, Jarzebski, Sartorio, Pallavicini, Cavalli, Cappellini, Netti, Bernabei, Vitali, Pollarolo y Moratelli. Lugar: València, Palau de les Arts (Sala Principal). Entrada: Alrededor de 1.100 espectadores. Fecha: 29 octubre 2023.

Jakub Józef Orliński en el Palau de Les Arts (c) Miguel Lorenzo

Jakub Józef Orliński en el Palau de Les Arts (c) Miguel Lorenzo

Volvió Jakub Józef Orliński (1990) al Palau de Les Arts y nuevamente cosechó un éxito que ni la Pantoja. El mercadotecnizado contratenor polaco sabe venderse. Salta, baila, gesticula, se tira al suelo, habla al público como si cada espectador fuera un “colega” de toda la vida, se traviste, pasea por la platea a lo Sarita Montiel con La violetera y, ¡claro!, no falta su ya famosa pirueta, una acrobacia que al público parece gustar más que su propio canto. Embriagado por el exitazo y con la adrenalina por las nubes, la repitió ni se sabe cuántas veces. Es simpático, se siente guapo y parece guapo en la distancia. Triunfador nato. Pero sobre todo, más allá de la tontería que encandila a un público más modernillo que melómano, se impone el cantante de finas aristas, el artista capaz de sacar adelante y con seducción un programa variopinto y riguroso, cargado de bellezas no exentas de compromiso artístico y técnico.

En esta ocasión, ha regresado con una variopinta serie de fragmentos de muy diversos compositores que él ha hilvanado ad hoc con agudeza y criterio, interpretados todos sin interrupción, como un totum revolutum, aunque con efectivo sentido dramático e hilvanada coherencia expresiva. La verdad, es que el espectador no avezado andaba absolutamente perdido en cuanto a lo que interpretaba en cada momento del larguísimo soliloquio, algo pronunciado, para colmo, por la fatalidad de haberse escacharrado el sistema de subtitulación, que solo funcionó en las dos primeras filas de la platea.

Si en mayo del año pasado Orliński llegó al Palau de Les Arts acompañado del piano de Michał Biel, en esta ocasión lo ha hecho junto con el conjunto de instrumentos antiguos de Il Pomo d’Oro, que ya había dejado constancia de sus méritos en su anterior visita, con Joyce DiDonato. Contratenor e instrumentistas han llegado sin director, con un programa, que bajo el título “Más allá”, rescata arias olvidadas de diversos compositores barrocos, casi todos ellos italianos, como Monteverdi, Caccini, Frescobaldi, Saracini, Strozzi, Marini, Sartorio, Pallavicini, Cavalli, Cappellini. Un cajón de sastre catalizado por el buen hacer de uno y otros.

Como hace un año, como siempre, el comunicativo y “waperas” Orliński cantó bien; incluso estupendamente bien. Con gusto y proyección. Tanto como en su anterior actuación. Las palabras de ayer sirven hoy: “Domina la técnica y sabe qué puede pedir y obtener de su instrumento limitado. Su voz es definitivamente hermosa y su fraseo tan cuidado como exquisito”. En espectáculo tan global, el detalle importa poco. Tal o cual desafinación, cierta monotonía en el color y expresión vocal, tal o cual exceso o licencia… Sería como poner el ojo en un puntito de un cuadro puntillista. Pelillos a la mar. Interesa el resultado global, aunque no se sepa qué canta o dice. Las emociones y sensaciones que transmite y despierta el heterodoxo artista en el espectador. Y para ello se vale de todas las artes y artimañas a su alcance, que no son pocas. A un clásico, quizá despierte algo de grima. Pero su arte y su canto son irrebatibles. Tanto como su éxito. ¡Bravo! ¡Hasta la próxima pirueta! Justo Romero

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