Crítica: Jenufa vuelve a triunfar en Munich
JENUFA (L. JANACEK)
Nationaltheater de Munich. 27 Noviembre 2018.
Mis amigos conocen bien que acostumbro a venir frecuentemente a Múnich a ver ópera, ya que no en balde considero esta ciudad como la que mejor ópera ofrece en el mundo. Los últimos años, con Kirill Petrenko al frente de la dirección musical y la frecuente presencia de Jonas Kaufmann y Anja Harteros en los repartos, lo han puesto en evidencia. No sé qué deparará el futuro, cuando Petrenko se haga cargo definitivamente de la Filarmónica de Berlín. Esperemos que la calidad se mantenga.
En esta ocasión se ofrece la posibilidad de volver a ver la estupenda Jenufa, de la que pudimos disfrutar hace algo más de un año, y una nueva producción de Otello, con Kirill Petrenko en el foso y Kaufmann y Harteros en el reparto. A ello se añade, a tipo de coda, un Così Fan Tute, que siempre es un placer escuchar. Puedo adelantar que volveré por aquí en Enero para la nueva producción de Fidelio, nuevamente con Petrenko en el podio y Kaufmann en el escenario.
Así pues, comienza esta visita con la obra maestra de Leos Janacek. La producción ofrecida se debe a la suiza Barbara Frey y se estrenó en Abril de 2009. Es una producción que narra bien la historia, sin molestar en ningún momento, trayendo la acción a una comunidad rural de los años 70/80. La escenografía de Bettina Meyer ofrece un escenario con unos cuantos bloques de piedras en el primer acto, una casa en el campo, en la que viven Kostelnicka y Jenufa, en el segundo, pasando en el último acto a la misma casa, a la que se le eliminan las paredes y el techo. El vestuario de Bettina Walter es adecuado y hay una buena iluminación de Michael Bauer. La dirección escénica sirve perfectamente para narrar la trama, contando con notables intérpretes, que viven los personajes con intensidad.
La dirección musical estuvo en manos de la australiana Simone Young, cuya presencia suele ser bastante habitual en este teatro desde que dejara la dirección de la Ópera de Hamburgo para ser sustituida por Kent Nagano. La australiana es un valor seguro en el foso, como lo ha demostrado en muchas ocasiones. Encontré su lectura un tanto rígida y cuadrada en el primer acto, para mejorar claramente en la continuación. Ha sido en conjunto una buena dirección por su parte, contando con la estupenda colaboración que siempre ofrece la Bayerische Staatsorchester, así como el Coro de la Bayerische Staatsoper.
La última vez que vi esta Jenufa en Munich quedé impresionado, ya que había tres excepcionales artistas en escena, como eran Eva Maria Westbroek, Karitta Mattila y Stuart Skelton. En esta ocasión ha habido varios cambios y el resultado no ha sido tan brillante como entonces, aunque podemos hablar de un notable resultado también en el aspecto vocal.
La nueva Jenufa fue la soprano británica Sally Matthews, que hizo un delicada y sentida interpretación del personaje, destacando en los dos últimos actos y, especialmente, en el
último. En el primer acto la encontré menos brillante y con la voz más apagada, pero en conjunto ha sido una notable intérprete del personaje.
Volvía la finlandesa Karita Mattila a encarnar la parte de Kostelnicka y volvió a demostrar lo gran artista que es ella. Fue una Sacristana para el recuerdo, como lo fuera hace dos años, a la altura de otras famosas en la historia reciente, entre las que no puedo dejar de recordar a Leonie Rysanek. La voz ha perdido frescura, pero funciona con suficiencia y la artista es inmejorable.
Laca fue interpretado por el tenor checo Pavel Cernoch, que había interpretado la parte de Steva hace dos años. Su voz no es comparable con la de Stuart Skelton, al que me he referido más arriba, pero fue un convincente intérprete del personaje, menos heroico de lo quizá estamos acostumbrados.
El nuevo Steva era el tenor americano Joseph Kaiser, que me resultó en gran medida decepcionante. Hacía tiempo que no veía a este tenor y la verdad es que le he encontrado en horas bajas. La voz no corre bien, saliendo del escenario con alguna dificultad.
Nuevamente la Abuela Burya era la veterana (76) Hanna Schwarz, que lo hizo francamente bien, con voz todavía potente.
El resto de los personajes secundarios fueron bien cubiertos por Christian Rieger como Molinero. Kristof Klorek cumplió en la parte del Juez, acompañado de Heike Grötzinger como su mujer. Desenvuelta una vez más la Karolka de Laura Tatulescu. Finalmente, Natalia Kutateladze lo hizo bien como Pastora, así como Anaïs Mejías en Barena y Mirjam Mesak en Jano.
El teatro estaba prácticamente lleno en las localidades regulares, habiendo huecos en las de visibilidad reducida y en las de pie. El público dedicó una triunfal recepción a los artistas en los saludos finales, especialmente a Karita Mattila.
La representación comenzó con los habituales 5 minutos de retraso en Munich y tuvo una duración de 2 horas y 37 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 3 minutos. Nada menos que 14 minutos de ovaciones.
El precio de la localidad más cara era de 100 euros, habiendo butacas de platea desde 56 euros. La entrada más barata con visibilidad costaba 25 euros. José M. Irurzun
Sorry you didn’t like my singing. However, please note that I am Canadian and not American. Thanks.
-Joseph Kaiser