LA NOVENA DE LA SINFÓNICA

Beethoven: “Novena Sinfonía”. Iwona Sobotka, Sandra Ferrández, Airam Fernández, Hanno Müller-Brachmnan. Coro Nacional. Orquesta Sinfónica de Madrid. Director: Juanjo Mena. Auditorio Nacional, Madrid, 28 de diciembre de 2023.

Juanjo Mena

Una vez más Juanjo Mena se ha puesto al frente de la Sinfónica de Madrid por estas fechas para enfrentarse a la “Sinfonía nº 9” de Beethoven, obra ya habitual en distintos escenarios navideños. Como “El Mesías” de Haendel. El maestro vitoriano tiene muy ahormada y trabajada la partitura; y se nota, pues la dirige con soltura, con indisimulado énfasis y calor, con apasionamiento podríamos decir, buscando preferentemente los aspectos rítmicos, la acentuación contundente y firme, que controla con su gesto claro y expansivo.

Nos sigue pareciendo que su acercamiento, que logra instantes de indudable fulgor y que busca y consigue el arrebato ultra romántico, arrastrando a las huestes a sus órdenes, es en exceso agreste, de un vigor que en ocasiones se nos antoja algo externo; aunque en determinados pasajes se deje llevar por el canto en su más pura expresión y permita que la música fluya en libertad, así en la primera parte del “Adagio” y del “Andante”, en cuyas estribaciones finales el trompa solista encontró alguna dificultad. Construyó estupendamente el fugato que acaba conduciendo al dibujo desde las profundidades de la gran frase, del tema de la alegría, que tanto alababa Wagner.

El primer movimiento, “Allegro non troppo, un poco maestoso”, se sigue resistiendo. Es singularmente difícil planificarlo, establecer el juego rítmico preciso, marcar los contrastes dinámicos y conseguir la transparencia entre la maraña contrapuntística. Aun así hemos de destacar la consecución del clima y de las proporciones adecuadas en el monumental desarrollo, con la orquesta bramando a los cuatro vientos. Buen pulso, en el “Presto” y regular trabajo en el Trío.

El Coro Nacional se sabe muy bien la partitura. Los aproximadamente 80 cantores entonaron con acierto llevados de la fogosa batuta y del gesto conminativo de la mano rectora. Hubo general empaste y las voces agudas se enfrentaron con valor y vigor a los temibles compases en los que las sopranos han de atacar el La agudo. El Himno fue dicho sin vacilaciones, con ímpetu y reciedumbre coronando el buen trabajo previo. La acogedora batuta embarcó a los coristas en un final a toda mecha, que cerró la sesión de forma contundente en medio de los vítores y aplausos del respetable.

Mena es un maestro ya veterano, que se las sabe casi todas. A su concepción de la obra quizá le viniera bien algo más de reposo, de contraste, una labor que buscara un poco más de claridad sin perder por ello la firmeza. En todo caso, el espíritu beethoveniano quedó firmemente plasmado y lanzado a los cuatro vientos y a ello contribuyeron los cuatro solistas, no siempre equilibrados, pero entusiastas y dotados de medios. La soprano polaca Iwona Sobotka mostró su amplio caudal y su contundencia, aunque no pudo evitar ciertas destemplanzas. Le costó un riñón el Si natural que cierra su intervención. 

En su punto la mezzo lírica Sandra Ferrández, que intervenía por segunda vez en esta fiesta y que mostró, hasta donde la escritura lo permite, la calidez de su instrumento. También había cantado en este concierto años atrás el tenor Airam Hernández, un lírico de buena pasta. Esta vez lo encontramos algo más irregular, con cambios en una emisión no siempre firme. Seguro y sólido, sin especiales fulgores, el barítono, que no bajo, Muller-Brachmann. La Orquesta siguió atentamente las evoluciones de la batuta. Sonoridad no especialmente refinada. A falta de una labor más pulida en lo tímbrico. Arturo Reverter