Crítica: López-Ferrer en programa infrecuente con la RTVE
López-Ferrer en programa infrecuente con la RTVE
Obras de Vega, Shostakovich, Messiaen y Debussy. Orquesta Sinfónica de RTVE. Director: François López-Ferrer. Santiago Cañón-Valencia, violonchelo. Teatro Monumental. Madrid. 19 de octubre de 2023.
Programa original y variado, aunque a la postre algunas de las piezas tuvieran ciertas concomitancias. Las obras de la primera parte, de Laura Vega y Shostakovich, venían establecidas por la propia dirección de la orquesta, mientras que las de la segunda fueron propuestas por el maestro López-Ferrer, hijo de Jesús López Cobos y nacido en Cincinatti cuando éste ocupaba la titularidad de aquella agrupación. Por cierto que mi vecina de asiento, la incomparable Lucero Tena, conoció allí a López-Ferrer cuando tenía dos años. Pero el tiempo pasa y hoy, a los 37 años, es un director afianzado y solicitado desde su debut en el Festival de Verbier en 2018, reemplazando en el último minuto a Iván Fischer. Actualmente años, tras ser director asociado de la Sinfónica de Cincinati y también de la Sinfónica Nacional de Chile, es director residente de la Academia de Ópera de París.
Abrió el concierto con “Galdosiana”, una obra de unos quince minutos firmada por Laura Vega con motivo del centenario de Galdós. Ella misma asistió al concierto y pudo comprobar la merecida buena recepción que cosechó del público. Inicios sugerentemente líricos a cargo del violín, seguido del cello y el resto de la cuerda, para irse desarrollando con acordes obsesivos del tutti que se difuminan en un ambiente evocador antes de concluir apoteósicamente. Seguidamente el primer concierto para violoncello y orquesta de Shostakovich, dedicado y estrenado por Rostropovich, la Filarmónica de Leningrado y Mravinski y escrito para su lucimiento en una peculiar y eterna cadencia que, como el resto de la partitura, se lo pone muy difícil al solista. En esta ocasión fue el colombiano Santiago Cañón-Valencia, muy ligado a la BBC, quien bregó con esas dificultades saliendo airoso gracias a una técnica sólida y un sonido grato, regalando dos propinas.
“Las ofrendas olvidadas” delatan la juventud de Messiaen cuando la compuso con 22 años y su sentido de la religiosidad, lo que no le impidió emplear una amplia paleta de colores orquestales y una escritura melódica y rítmica ya innovadora. Se lucieron las cuerdas en su primer bloque “La Cruz”, las trompetas y los glisandos inquietaron en “El Pecado”, mientras que en “La Eucaristía” sobresalió el colorido de la pretendida vidriera que imaginó su autor.
El final de la sesión se dedicó al tríptico de la “Iberia” de Debussy que, de alguna forma, enlazaba con la “Galdosiana” inicial. Fondo español con música muy francesa, con sus cambios de ritmo, disonancias y armonías llenas de color, creando una atmósfera evocadora y vibrante, con ejemplos como las castañuelas, la lánguida melodía morisca del oboe con la viola o el final exuberante.
Bien la orquesta, con la curiosa colocación de los bajos al fondo del escenario junto a la percusión, y dirección atenta y detallada de López-Ferrer, tanto en el acompañamiento al solista de chelo como en el resto del programa, que dirigió sin partitura. Gonzalo Alonso
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