MARC ANTONIO E CLEOPATRA ( JOHANN ADOLPH HASSE)

RResucitando historia

Fecha: 13-03-2020. Lugar: Auditorio Kursaal. Programa: Marc’Antonio e Cleopatra, serenata lirica en dos actos de Johann Adolph Hasse. Voces solistas: Leslie Visco (soprano, Cleopatra), Marta Fumagalli (contralto, Marco Antonio). Conjunto orquestal: Cappella Neapolitana. Director musical y maestro concertador: Antonio Florio.

Cappella Neopolitana

La prensa gala especializada se ha hecho eco, con unánimes parabienes, de este concierto ofrecido en la localidad francesa de Clermont Ferrand, el pasado 29 de enero, y después de lo visto y escuchado ahora, en territorio donostiarra, bien cierto es que la grandeza de la obra y la calidad de todos los artistas partícipes no hace sino confirmar las loas obtenidas en la urbe transpirenaica.

La especialización del conjunto Cappella Neapolitana y la exquisita dirección de su fundador, Antonio Florio, regalaron, a cuantos en el Auditorio Kursaal vieron y oyeron, casi dos horas de música sublime, que descabalga a nuestra petulancia del presente para admirar la resurrección histórica que tuvo el barroco napolitano de los siglos XVII y XVIII, en aquel 15 de junio de 1725 donde la noche sorrentina concitó la confluencia del Johann Adolf Hasse, discípulo de Porpora y de Scarlatti padre, y la portentosa voz del castrado Carlos Broschi, a punto de cumplir los 20 años, ofreciendo la segunda obra lírica de compositor alemán (escribió sesenta y siete) junto con el ars canendi de quien fue el gran Farinelli, para celebrar el cumpleaños de la emperatriz de Austria, Elisabeth Cristina.

La sabiduría de Florio en esta obra ha consistido en dotarla de unas dinámicas muy sutiles y siempre atrayentes, otorgando ligereza a su extensa duración -del gusto de la época- dado que la versión concierto tiene, sobre todo en el primer acto, momentos, si no se vivifica la estructura armónica, un tanto pesantes. Los once músicos instrumentistas dieron buena muestra de su sintonía en la urdimbre concertante de la cuerda dando un efecto multiplicador en la sonoridad. Dado que estamos ante un trabajo musical eminentemente camerístico, el ampuloso espacio de la sala sinfónica del Kursaal hacia que se perdiera cierta intimidad en la atención hacia un escenario huérfano de cualquier galanura de adorno.

Muy apropiada para esta pieza la voz de soprano ligera en la joven cantante napolitana Leslie Visco, bien sembrada en agilidades y con sólida técnica en la regulación del fiato. La contralto -en realidad mezzosoprano- Marta Fumagalli tuvo un inicio un tanto desconcertante ya que su bien timbrada voz no terminaba de encajar en la emisión ni en el volumen sonoro. Luego, ya en el segundo acto, pudo apreciarse (al principio) la existencia de una ligera afección fonal pues unas cortas y bajas toses lo constataron. Ello no fue óbice para apreciar su saber en cómo superar ese inconveniente logrando, casi de inmediato, el acertado apoyo en la zona del registro central. A partir de ese momento todo fue un fluir limpio, elegante y plenamente barroco. Ambas cantantes sobresalieron en el endiablado dúo final Bella età e venturosa! Manuel Cabrera