Critica: “Maria del Pilar”, feliz recuperación
MARÍA DEL PILAR (G. GIMÉNEZ)
Teatro de la Zarzuela de Madrid. 30 Noviembre 2018 Versión de concierto
Esta obra de Gerónimo Giménez fue estrenada en Madrid en 1902 como zarzuela, pero la verdad es que, tal como se nos ha ofrecido ahora, puede perfectamente considerarse como una ópera, tanto por su duración como por su calidad musical. En gran medida responde a los gustos musicales imperante a principios del siglo XX, años en los que estamos en pleno apogeo del verismo italiano y la música y la trama de esta ópera se puede encasillar perfectamente en este género de óperas. Tanto la forma musical, en la que no falta incluso un intermedio al estilo de Cavalleria Rusticana, como la propia trama, que se desarrolla en un medio rural, en el que los celos y venganzas familiares están a la orden del día, la hacen perfectamente clasificable como una obra verista.
Nunca había escuchado esta obra y me ha parecido interesante y de buena calidad, menos inspirada en el primer acto, pero con momentos brillantes en los dos posteriores. Creo que ha merecido la pena su recuperación y ha sido una buena idea por parte de la dirección del Teatro de la Zarzuela darla a conocer a los aficionados.
La dirección musical ha corrido a cargo de Óliver Díaz, el actual director musical del Teatro de la Zarzuela, y su labor me ha parecido digna de ser destacada. Ha llevado la obra con fuerza y energía, haciendo brillar la partitura y cuidando muy bien a los solistas. El director asturiano es una estupenda realidad y sus actuaciones siempre tienen interés. Buena la prestación de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, no tanto el Coro del Teatro de la Zarzuela en sus breves intervenciones.
El personaje que da título a la ópera no es de hecho la protagonista de la misma, ya que no tiene ninguna romanza en la que pueda brillar. Sus actuaciones se desarrollan en dúos y concertantes. Su intérprete fue la soprano pacense Carmen Solís, que lo hizo de manera adecuada con voz amplia y bien timbrada, aunque algo destemplada en la zona más alta.
Rafael era el tenor vizcaíno Andeka Gorrotxategi, quien una vez más mostró su importante voz y buena desenvoltura como cantante. Está un tanto apretado en la zona más alta. De otro modo estaríamos ante uno de los tenores más importantes del momento. Creo que debería cuidar algo más su actuación en el concierto, ya que no es la mejor manera de expresar sentimientos cantar con los brazos cruzados. Eso está bien para un ensayo, pero debería evitarlo en un concierto. Sigue siendo un tenor importante.
La parte de Esperanza fue interpretada por la soprano polaca residente en Madrid Iwona Sobotka, que lo hizo de manera satisfactoria. Es una soprano ligera, cuya voz corre bien, aunque su timbre no sea particularmente atractivo.
Valentín fue interpretado por Rubén Amoretti, quien posiblemente brindó la romanza mejor cantada de toda la ópera. Me refiero a Cual rayo que aniquila del tercer acto, donde consiguió merecidamente la mayor ovación de la noche.
El barítono Damián del Castillo lo hizo bien en la parte de Marcelino, con voz amplia y de cierto atractivo.
Cumplieron bien Marina Rodríguez Cusí como Señá Nieves y el tenor Jorge Rodríguez-Norton en la parte cómica de Almendrita. Poco atractiva la voz de David Sánchez como Tío Licurgo.
El Narrador era el director de escena Mario Gas, que narró muy bien la trama.
El Teatro de la Zarzuela ofrecía una entrada de alrededor del 60 % de su aforo, estando los mayores huecos en las entradas más baratas. El público disfrutó con el concierto y se mostró cálido con los artistas, tanto a escena abierta como en los saludos finales. No hubo saludos individuales, lo que fue una pena desde mi punto de vista.
El concierto comenzó con 8 minutos de retraso y tuvo una duración de 2 horas y 28 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas exactas. Cinco minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 30 euros, costando la más barata con visibilidad 11 euros. José M. Irurzun
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