Critica: Opéra-Comique de París, Medea fue una asesina
Opéra-Comique de París: no fue tratada justamente, pero Medea fue una asesina
Médée, música de Luigi Cherubini y libreto de François-Benoît Hoffman.
Reparto: Joyce El-Khoury como Médée, Julien Behr como Jason, Edwin Crossley-Mercer como Créon, Lila Dufy como Dircé, Marie-Andrée Bouchard-Lesieur como Néris, etc. Insula orchestra. Accentus (coro). Laurence Equilbey, directora musical y de coros. Marie-Ève Signeyrole, director de escena, vídeo. Fabien Teigné, escenografía, Yashi, vestuario. Philippe Berthomé, iluminación.Co-producción Opéra Orchestre National Montpellier Occitanie, Insula orchestra. Théâtre National de l’Opéra-Comique, París, 16 de febrero 2025.

Escena de “Medea”
Luigi Cherubini, músico italiano activo en Francia a finales del siglo XVIII y principios del XIX, compuso ‘Médée’ en 1797 sobre un libreto en francés de François-Benoît Hoffman basado en la obra teatral de Eurípides. La obra adopta la forma típica de la ópera cómica, alternando pasajes cantados y diálogos hablados (no recitativos) en verso. Tras cierto éxito en sus traducciones y su reconversión en ópera, aunque con los nuevos gustos quedó en el olvido durante un siglo, hasta que fue rescatada para Maria Callas en versión italiana, mejor adaptada a su voz y estilo.
La Opéra-Comique de Paris, un encantador teatro lleno de historia aunque un poco escondido, nos ofrece la versión original en francés, pero con ligeras alteraciones para ajustar la versión que se presenta: bajo la dirección de Marie-Eve Signeyrole adopta un enfoque contemporáneo, que comienza con Medea, desde una prisión moderna, pronunciando un texto de una mujer condenada por infanticidio en la voz de la actriz Caroline Frossard. En la obertura se usan flashbacks y vídeo para narrar la historia, recurso (el vídeo) que se mantiene a lo largo de la obra para ofrecer diferentes perspectivas, especialmente la de los hijos, o para mostrar detalles no observables a simple vista.
La pretensión en general ha sido relacionar la historia con dos problemas actuales: el patriarcado y la xenofobia, lo que hasta cierto punto es acertado.
Medea es presentada como víctima de una sociedad machista, manipulada y maltratada tanto por Creonte como por Jasón, a quién vemos como un devorador sexual y maltratador incluso de sus propios hijos.
Por otro lado, sufre también del hecho de ser extranjera en el país que debería haberle dado asilo. Medea no es griega, viaja de la Cólquida (actual Georgia) a Corinto en busca de refugio junto a Jasón y sus dos hijos, después de haber matado a su hermano para ayudar a su marido a obtener el vellocino de oro, quien ahora la repudia para casarse con la hija de Creonte por serle más conveniente para sus intereses, y también para los del rey, que ve ahora un linaje por línea masculina que le favorece.
Si bien es cierto que, con matices, esto es cierto, resulta inadmisible justificar el infanticidio posterior. Medea se venga de Jasón asesinando a su esposa el mismo día de la boda y, queriendo infligirle un daño aún mayor, mata también a sus hijos. Desconozco el estado del debate sobre la violencia vicaria en Francia, pero en España este punto de vista es inaceptable. Ser víctima de abusos no justifica, en ningún caso, convertirse en abusador.
En cuanto al espectáculo en sí, resultó bastante satisfactorio. Todos los cantantes estuvieron excelentes, no solo en el canto, sino también en la declamación, con una dicción perfecta, y en su trabajo coreográfico. Incluso los niños ofrecieron una interpretación excepcional
La soprano canadiense-libanesa Joyce El-Khoury interpreta a Medea con gran convicción, ofreciendo un enfoque matizado que presenta a una Medea vulnerable y compleja, más que feroz y vengativa, víctima de circunstancias que escapan a su control. La inclusión de una nana argelina en árabe durante una pausa en la orquestación resultó un momento conmovedor que añadió profundidad emocional. El vestuario también jugó un papel crucial, con el caftán de Oriente Medio de Medea contrastando con la vestimenta más occidentalizada del resto del elenco, lo que subrayaba su condición de extranjera.
El tenor francés Julien Behr como Jasón, presentó al personaje como un hombre inestable y violento, alternando entre la atracción y la repulsión por Medea, sin importarle acercarse sexualmente a otras mujeres. Su actuación fue sobresaliente, representando como detestable a un héroe.
El bajo anglo-francés Edwin Crossley-Mercer destacó en el papel de Creonte, ofreciendo una interpretación equilibrada que capturó la inestabilidad del personaje. Su aria “C’est à vous de trembler, femme impie et barbare” reflejó la autoridad del personaje. La idea de que sufriera un ataque cardíaco al final del aria fue particularmente acertada.
La dirección orquestal de Laurence Equilbey ofrece una lectura competente de la partitura de Cherubini, a veces casi beethoveniana. La orquesta responde bien a su batuta, manteniendo un buen equilibrio con los cantantes.
En conjunto, esta producción de ‘Médée’ en la Opéra-Comique ofrece una visión actualizada de la obra de Cherubini, y aunque no siempre logra equilibrar perfectamente los elementos modernos con la esencia original de la ópera y dudamos del fin último, nos ha gustado y no podemos sino recomendarla. Javier Lillo.
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