Crítica: ‘Mesías’ sin pachangas ni tontería en el Palau de la Música de València
Mesías sin pachangas ni tontería
TEMPARADA PALAU DE LA MÚSICA. Programa: El Mesías, de Georg Friedrich Händel. Solistas: Jessica Cale (soprano), Catherine Wyn-Rogers (contralto), Gwilym Bowen (tenor), Henry Waddington (bajo). The Sixteen. Director: Harry Christophers. Lugar: Palau de la Música. Entrada: Alrededor de 1781 espectadores (lleno). Fecha: miércoles, 11 diciembre 2024.
Una vez más, y como siempre, como el turrón y los villancicos (ya menos), vuelve en Navidad El Mesías, el magistral oratorio que Händel estrena en Dublín, en 1742, con éxito “más que amable”, como indica Alejandro Martínez en las notas al programa de mano.
En esta ocasión, ha regresado al Palau de la Música avalado por Harry Christophers (1953) y sus inseparables músicos -coristas e instrumentistas- de The Sixteen, quienes se han hecho acompañar de un sobresaliente cuarteto de voces solistas, en el que figuraba y destacó la contralto británica Catherine Wyn-Rogers, inolvidable Waltraute y Erda en el legendario Anillo del vecino Palau de Les Arts (La Fura/Mehta), además de cantar La canción de la Tierra junto a Torsten Kerl.
El amigo, director de orquesta y coro búlgaro Krastin Nastev ha retratado idealmente este Mesías con palabras concisas. “The Sixteen in Valencia! ¡Inolvidable interpretación del Mesías de Händel! Perfección, disciplina, organización, cultura, sonido, unidad, confianza, libertad, empatía, tradición”, ha escrito el admirado maestro en su Facebook.
El crítico suscribe a pie juntillo estos adjetivos certeros del sabio director afincado en València. Christophers ha eludido acostumbradas grandiosidades y excesos para plantear una lectura de corte casi camerística, libre y fiel a un tiempo, en la que sonoridades, balances y tempi invitan a adentrarse en la entraña más secreta de la obra maestra. Fue una versión rigurosa, de fraseos legados pegados a la prosodia del texto, tan claros y nítidos como las armonías; alejada de cualquier exageración, en la que la calidad de los instrumentistas y coristas de The Sixteen -fundado por Christophers en 1979- resultó calibrada y fusionada en una visión unitaria, palpitante, y ungida de hondo sentido narrativo.
Fallos muy puntuales -el trompeta solista en la famosa aria del bajo “The trumpet shall sound”- no restaron un ápice de excelencia instrumental a una versión en la que todos los músicos de The Sixteen sin excepción -incluidas por supuesto, las dos trompetas naturales- hicieron gala de la acreditada excelencia que siempre ha definido al conjunto británico. Excepcional siempre el reducido coro. Ni que decir tiene que no desaprovechó la oportunidad de desplegar sus mejores cualidades en el momento estelar, el celebérrimo “Hallelujah!”, que sonó a verdadera gloria en sus voces. Lejos de acostumbradas pachangas, tonterías y exageraciones.
A la excelencia artística y técnica de este bienvenido Mesías contribuyó el cuarteto de voces solistas, que brilló a tono con el criterio vibrante de Christophers y la calidad que llegaba de los músicos de The Sixteen. Impregnados con ellos, la soprano galesa Jessica Cale desplegó sentido expresivo y pulida vocalidad en sus contadas pero principales arias: la ligera y risueña “Rejoice gratley, O daughter of Zion”, en el aria final –“If God be for us”- y, previamente, en el dúo con el tenor “O Death, where is try sting”, junto al tenor inglés Gwilym Bowen, quien mostró clase, alcurnia vocal y carisma escénica.
La veterana Catherine Wyn-Rogers dejó constancia de su reconocida naturaleza vocal y artística en una partitura que ha hecho mil y cien veces (en Sevilla, aún se recuerda su Mesías con Yehudi Menuhin, en 1995). Finalmente, el bajo-barítono Henry Waddington redondeó las cualidades del magnífico cuarteto vocal con su voz poderosa, que empastó en el conjunto tanto como la cuerda grave de un violonchelo de época. Éxito total. Como siempre con El Mesías, sí, pero en esta ocasión, bien merecido.
Últimos comentarios