A MIDSUMMER NIGHT’S DREAM (B. BRITTEN)

Deutsche Oper de Berlín. 1 Febrero 2020

No es muy frecuente ver programada esta ópera de Benjamin Britten fuera del Reino Unido. En lo que se refiere a nuestro país no recuerdo que se haya visto sino en el Teatro Real y en el Liceu y han pasado ya 14 años de su última representación.
En la Deutsche Oper de Berlín se ha ofrecido una nueva producción en colaboración con la Ópera de Montpellier y con dirección escénica de Ted Huffman, habiéndose estrenado en la ciudad francesa el año pasado. El trabajo del director americano tiene mucho mérito, ya que lo que destaca es su imaginación y la dirección de actores, contando con una escenografía muy simple de Marsha Ginsberg, que ofrece un escenario desnudo durante casi toda la ópera, para cerrarse con paredes en la escena final, en la que se añaden unas pocas sillas y se ponen tonos rojos en las paredes. El vestuario de Annemarie Woods resulta adecuado, en tonos grises para los personajes fantásticos y con más colorido para los amantes y la compañía de rústicos. Correcta la iluminación de D. M. Wood.

Escena

Ted Huffmann narra bien la trama, con buena dirección escénica, destacando la escena final. Siempre que he visto esta ópera, me ha parecido que el interés decaía en dicha escena final, pero no ha sido así en esta ocasión, en la que hay un derroche de imaginación por parte del director de escena, que hace un trabajo estupendo y divertido con la compañía de rústicos, que es digno de ser destacado. Aquí sí estamos en una producción moderna e imaginativa, hecha además con escasos medios.
Como el día anterior, volvía al podio de la Deutsche Oper el titular de la casa, el escocés Donald Runnicles y su actuación ha vuelto a ser muy buena. No es fácil dirigir esta ópera y Runnicles ha salido claramente vencedor del envite, ya que ha sido capaz de mantener el interés del público de principio a fin, sacando un partido digno de ser destacado de la Orquesta de la Deutsche Oper, siendo magnífico el comportamiento musical y escénico del Kinderchor de la Deutsche Oper, cuyos casi 50 miembros han hecho un trabajo estupendo.
Como saben los aficionados, podemos distinguir en esta ópera 4 grupos de intérpretes: los seres fantásticos, los amantes, los rústicos y la pareja final de poderosos. A ellos se añade el personaje de Puck, ayudante de Oberón, que no canta, sino que recita. Todos ellos se han distinguido por su buena prestación escénica, aunque vocalmente podemos distinguir distintas calidades.
Los Reyes de la Hadas, Oberón y Tytania, fueron interpretados por el contratenor James Hall y la soprano Siobhan Stagg. El primero de ellos hace una buena labor escénica, pero su voz resulta demasiado reducida para una sala grande como la de la Deutsche Oper. En cuando a ella, me pareció la mejor del reparto. Se trata de una soprano ligera con voz atractiva y bien manejada, cantando con expresividad y moviéndose de manera destacable en escena.

Los rústicos

Las dos parejas de enamorados estaban formadas por Karis Tucker (Hermia) y Gideon Poppe (Lysander) por un lado, y por Jeanine De Bique (Helena) y Samuel Dale Johnson (Demetrius), por otro. Estuvieron mejor los segundos que los primeros, con voz amplia por parte de Demetrius y un instrumento atractivo y muy bien manejado por parte de Helena.
En cuanto a la troupe de rústicos, hay que señalar en primer lugar la actuación del bajo James Platt en la parte de Bottom, irreprochable cantando y actuando. El resto de rústicos lo hicieron de manera notable todos ellos, destacando además su actuación escénica. Eran Timothy Newton (Peter Quince), Michael Kim (Flute), Patrick Guetti (Snug), Matthew Peña (Snout), Matthew Cossack (Starveling) y Markus Kinch (Cobweb).
El personaje de Puck tiene una gran importancia en esta ópera. Aquí fue interpretado por Jami Reid-Quarrell y su actuación fue buena, pero menos espectacular que otras que he visto en esta ópera.
En los roles secundarios lo hicieron bien Pedraic Rowan como Thesseus y Davia Bouley como Hippolyta.

La Pantomima final

El teatro ofrecía una ocupación de alrededor del 80 % de su aforo. El público pareció disfrutar con el espectáculo, dedicando una muy cálida acogida a los artistas, especialmente a Donald Runnicles, Siobhan Stagg y James Platt.
La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 2 horas y 57 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 24 minutos. Siete minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 100 euros, habiendo butacas de platea desde 34 euros. La localidad más barata costaba 24 euros. José M. Irurzun
Fotos: B. Stöss