Crítica: Mirentxu, resucita 52 años después
Mirentxu, resucita 52 años después.
“Mirentxu”. Ainhoa Arteta, Mikeldi Atxalandabaso, Christopher Robertson, Mariné Nogales, José Manuel Diaz , Carlos Hipólito. Coro Titular del Teatro de la Zarzuela y Coro de Voces Blancas Sinan Kay. Orquesta Titular del Teatro. Óliver Díaz, dirección musical. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 24 de noviembre de 2019.
Jesús Guridi fue un gran músico, cuya obra ha caído bastante en el olvido sin que puedan encontrarse razones suficientes. Por eso sorprende cada vez que se redescubre una de sus composiciones. Hace poco el Teatro de la Zarzuela reponía “El Caserío”, uno de los mejores títulos del género. Ahora le ha llegado el turno a “Mirentxu”, tras cincuenta y dos años en el baúl de los recuerdos. La última vez en un teatro fue, con motivo del centenario de su estreno, en el Teatro Arriaga con una producción firmada por Emilio Sagi y con escenografía de Daniel Bianco. Sin embargo, ha llegado a la Zarzuela en versión de concierto, posiblemente por limitaciones de agenda y por ser Bianco el director del teatro. La verdad es que tampoco su libreto da para mucha puesta en escena y tampoco su música es lo mejor de Guridi, aunque él así lo considerase, por muy agradables que sean algunas páginas, como el preludio del acto I o el aria final de la protagonista, prácticamente el único momento de lucimiento para ella. Hay varias versiones de “Mirentxu”, desde la primitiva de Alfredo Echanove a la última de Jesús María de Arozamena, y el teatro ha elegido la vasca de este último con el añadido de una adaptación narrativa de Borja Ortiz de Gondra, que anticipa lo que va a suceder.
El telón al fondo con un bosque, tras los solistas y el coro con la orquesta en el foso, sugería el ambiente idílico del libreto y era más que suficiente para acompañar la partitura, excelentemente dirigida por Oliver Díaz. Sonaron bien la orquesta, de menos a más, y el Coro Titular del teatro, al que completaba el de Voces Blancas Sinan Kay. Carlos Hipólito realizó una narración muy entonada y bien fraseada. Merifé Nogales y Christopher Robertson cumplieron en sus partes como Presen y Txanton respectivamente, quedando por debajo el Manu de José Manuel Díaz. Mikeldi Atxalandabaso compuso un Raimundo entregado, con mejor línea que calidad vocal. Ainhoa Arteta era la estrella de la noche, aunque sólo tuviese oportunidad de brillar al final, cuando aparcó las gafas y se puso a cantar una pieza que ha declarado admirar. La cantó con sentimiento, pianos de calidad en timbre, fiato largo y algo de metal en los fortes. Satisfacción general del público y misión cumplida por parte de la Zarzuela en dar a conocer a muchos una obra que tiene su interés. Gonzalo Alonso
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