Crítica: Neopercusión en el 72º Festival de Granada
Percusiones festivas
72 Festival de Granada. Obras de Tomás Marco y György Ligeti. Marta de Andrés, mezzosoprano . Neopercusión. Director: Juanjo Guillem. Centro Federico García Lorca, 11 de julio de 2023.
Como compositor residente de esta edición del festival granadino, Tomás Marco recibió un nuevo homenaje de manos del conocido grupo Neopercusión, que abordó, como centro del programa, la obra Necronomicon, subtitulada “Coreografía para seis percusionistas“. Obra estrenada en el Patio de los Leones de la Alhambra en 1971 y que se ha convertido en una composición seminal en el universo de la música para percusión en España. Pasado más de medio siglo, sigue teniendo plena vigencia esta recreación sonora del universo inquietante, oscuro, cambiante y de desasosiego de H. P. Lovecfrat. En sus diversas partes explora todas las familias de la estirpe de la percusión: los metales, las maderas, los parches, los aerófonos. Obra de complejidad estructural y material, exige de los intérpretes un ritmo incansable de transiciones de unos instrumentos a otros, incluso con varios instrumentos cada vez por parte de cada percusionista. Neopercusión cumplió de forma sobresaliente con una conjunción perfecta, dando cumplida cuenta de esos sonidos arcaicos, primigenios, de la segunda parte y de la apoteosis sonora de la sección final.
La obra había sido precedida por A riveder le stelle, composición de Marco del año 1993 para mezzosoprano y percusión. Juegos de palabras en el campo semántico de la palabra “estrella” sirven para que la cantante despliegue una sinuosa línea que tiene que transitar continuamente entre la voz impostada, la natural y la hablada en un Sprechgesang heredero de Pierrot Lunaire. Aquí Marta de Andrés estuvo brillante, circulando por los registros vocales y fraseando con intensidad y con claridad. Más apuros pasó con la zona más grave de la escritura de Sippal, dobbal, nádi hagedüvel de Ligeti, una de las últimas composiciones del autor húngaro, en la que juega a recrear falsas melodías populares, como esa delicada canción de cuna Alma álma para voz y cuatro armónicas. Aquí de Andrés estuvo delicada y sensible, pero en Keserédes la zona grave sonó ahuecada de forma artificial. Neopercusión volvió a mostrar el altísimo grado de excelencia que ha alcanzado con unas versiones ajustadísimas y brillantes. Andrés Moreno Mengíbar
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