Noche tunera de Celso Albelo

“Una serenata española”. Obras de Álvarez Alonso, García Requena, Rossini, Esperón, Serrano, Falla, Padilla, Bretón, Esparza, Jiménez, Giménez, López y Sorozábal. Celso Albelo, tenor. Orquesta de pulso y púa de la Universidad Complutense de Madrid. Director: Enrique García Requena. Teatro de la Zarzuela, Madrid, 31 de marzo de 2023.

Celso Albelo

Un muy animado concierto con un público a rebosar especialmente participativo. Las piezas instrumentales, convenientemente arregladas en su caso, y las canciones fueron manando fluidamente jaleadas por la cálida concurrencia. La rondalla, poblada de bandurrias, guitarras y laúdes y una discreta percusión, acompañada por un reducido y modesto coro mixto, mostró su buena forma. Los tañedores son casi todos muy veteranos, pero experimentados, aunque no siempre la batuta, segura y clara, de su director, lograra el ajuste y afinación perfectos.

Así, algunas piezas, como el pasodoble “Suspiros de España” de Álvarez Alonso, la obertura de “El barbero de Sevilla” de Rossini o el Preludio de “La boda de Luis Alonso” de Giménez, se escucharon con algún que otro desequilibrio, lo que no impidió su éxito. Las dinámicas, difíciles en este terreno, fueron en general bien observadas por el atento director. El reducido coro, en el que participaron a veces los propios instrumentistas, situado y sentado al fondo del escenario, mantuvo el tipo aun a falta de un ensamblaje más conseguido.

Albelo, pelo raso y luenga barba  negra, cantó relativamente poco, aunque lo hizo, siempre aclamado, con fortuna en todos los casos, tomándose bastantes libertades en cuanto a tempo, acentuación y pronunciación, lo que casi siempre animó no poco la función. La voz, ahora ya la de un lírico puro de no gran tonelaje, mantiene su atractivo. No es rica o brillante tímbricamente y a veces aparece rodeada de una curiosa veladura, que se hace más evidente en la zona del pasaje, pero es homogénea, redonda, bien apoyada en graves y extensa, de muy fáciles agudos, que el tenor prodigó aquí y allí; hasta lo que nos pareció un Mi 4.

Hizo gala el cantante de un fraseo comunicativo y cálido y de una variedad de colores muy conveniente en aventuras de este tipo, con algunos giros, también tímbricos, que nos recordaron a su paisano Alfredo Kraus, de quien fue episódico discípulo. Muy bello el “apianamento” en la segunda parte de la habanera “Noche madrileña” de García Requena; fantasioso el fraseo en “Te quiero, morena” de Serrano; valiente el impulso en el pasodoble “Valencia” de Padilla; plausible ligereza en el vals “La rondalla” de Esparza; énfasis convincente en otro vals, “Corazón, corazón”, de Jiménez… En “Violetas para ti” de López evocó los falsetes de Luis Mariano, creador de la pieza (de la opereta “Violetas imperiales”). Cierre esperado con la romanza de “La tabernera del puerto “de Sorozábal, emotivamente delineada. Afortunadamente no se fue al Si natural agudo, (algo que hacía Kraus), que despersonaliza la pieza. 

Jolgorio final por todo lo alto. Diálogo con el público y tres bises con participación del corito: “Clavelitos”, el pasodoble “Islas Canarias y “Por ser la Virgen de la Paloma” de “La verbena de la Paloma”. Y al final, todos tan contentos. Arturo Reverter