Crítica: OEX y Jaume Santoja
Orquesta de Extremadura y Jaume Santonja
Bisolista y bivirtuoso
Programa: Obras de Piazzolla (Aconcagua, concierto para bandoneón y orquesta), Gershwin (Rapsodia en Blue, para piano y orquesta) y Barber (Primera sinfonía). Orquesta de Extremadura. Director: Jaume Santonja. Solista: Claudio Constantini (bandoneón y piano). Lugar: Badajoz, Palacio de Congresos. Entrada: Alrededor de 878 personas (lleno). Fecha: Jueves, 25 abril 2019 (repetido el viernes 26 abril en Cáceres).
La Orquesta de Extremadura es formación de precaria economía pero sólido proyecto artístico. Cuenta entre sus virtudes más identificativas la de saberse rodear de buenos músicos. Además de los propios de su plantilla, este acertado criterio fundamenta la calidad de sus artistas invitados, tanto en el podio como de los solistas que actúan junto a ella. Algo ejemplar en el oscuro y sucio mundo de cambalaches, trapicheos e intercambios que acostumbran tantos directores titulares y agentes artísticos. El proyecto artístico se redondea con una programación cargada de sentido, calibrada con agudeza y siempre novedosa.
Viene esta perorata a cuento del buen concierto de abono ofrecido el jueves en Badajoz por los músicos extremeños, muy bien dirigidos por Jaume Santonja y acompañados por el bisolista y bivirtuoso Claudio Constatini, que defendió con holgura, musicalidad y generosos medios dos obras tan disímiles como el Concierto Aconcagua, para bandoneón y orquesta de Piazzolla y la Rapsodia en Blue para piano y orquesta de Gershwin. Limeño de 1983 y radicado en Madrid desde hace algunos años, bandoneonista y pianista además de compositor, Constantini es un artista notable además de versátil, capaz de dar vida y entidad a dos obras tan cargadas de expresión y virtuosismo. Cosechó un éxito relevante y merecido tanto con el bandoneón como ante el teclado, que aún prolongó con el bis de un nuevo y conocido fragmento de Piazzolla.
Jaume Santonja es, por su parte, uno de los más internacionales jóvenes valores de la nueva música española. Director asistente de la Sinfónica de la Ciudad de Birmingham, colaborador de Simon Rattle y percusionista de sólida trayectoria –solista durante años de la Sinfónica de Amberes-, se desenvuelve en el podio con soltura, naturalidad, eficacia y conocimiento de lo que tiene entre manos. Brindó un acompañamiento de primera al bisolista Constatini, y cuajó una versión pulida, brillante y hasta fastuosa de la Primera sinfonía de Samuel Barber, completada en 1936 y cuyo único movimiento está cargado de aromas sibeliusianos y post-románticos. El receptivo público pacense, que una vez más abarrotó la luminosa y funcional sala principal del Palacio de Congresos de Badajoz, aplaudió con ganas la buena versión escuchada, a cuya sólida calidad instrumental en absoluto resultó ajena la participación siempre sustancial del concertino invitado, Krzyzsztof Wisniewski, quien brilló con particular énfasis y afinación en los diversos solos que se sucedieron a lo largo de tan novedoso y bien pergeñado programa. Justo Romero
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