ORCAM: travesía exitosa al (no tan) nuevo mundo

Critica de clásica / Auditorio Nacional

Obras Haydn y Dvorak. Eugenia Boix, Anabel Aldalur, Sebastià Peris y Gerardo López. Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. Director del coro: Marco Antonio García de Paz. Dirección musical: Víctor Pablo Pérez. Auditorio Nacional, Sala Sinfónica, Madrid. 18-IX-2018.

Victor Pablo Pérez

Iniciaba la ORCAM la nueva temporada con uno de esos programas eclécticos y valientes (por la mezcla de estilos, en este caso) a los que nos tiene acostumbrados. La primera parte la conformaba íntegramente la Misa in tempore belli de Joseph Haydn, una obra de madurez extensa que dosifica lo operístico, lo sinfónico y lo litúrgico en un único espacio dramático. El ajuste de las obras de Haydn a una orquesta, sea o no especializada en el repertorio, es engañoso porque tras la aparente transparencia hay un mundo turbulento con equilibrio de naipe. La ORCAM comenzó –dentro de una distribución escénica alargada distinta de la habitual– algo imprecisa y plúmbea en los primeros números, aunque fue conectando con la obra a medida que iban sucediéndose las intervenciones del coro. Del reparto destacaron Eugenia Boix y Sebastià Peris, ambos atravesando un momento vocal excelente. La soprano oscense demostró buen gusto en el fraseo y definición en las notas comprometidas, resolviendo sobradamente su solo en el Kyrie. Peris, colaborador habitual de la ORCAM, mantiene una zona media de su registro muy trabajada y contuvo con acierto durante sus intervenciones lo extrovertido de la escritura en pro del conjunto. Gerardo López cumplió con un timbre bello (y algún exceso lírico), mientras que Anabel Aldalur presentó menos brillo y más vibrato. El Coro de la Comunidad demostró complicidad con la visión de Marco Antonio García de Paz, y más allá de algún desajuste momentáneo se manejaron sabiamente las siempre complejas dinámicas de Haydn.

Durante la segunda parte se partía del éxito asegurado de programar la Sinfonía nº 9 del Nuevo Mundo de Dvorak, una de las obras que más empatía despiertan con el público, plagada de dibujos melódicos reconocibles y unas dosis bien medidas de nostalgia. Y fue un éxito, claro, aunque la versión de Víctor Pablo Pérez no fue nada acomodaticia. Al maestro español, con gesto cada vez más claro, parecen gustarle las visiones aguerridas, pronunciadas con metal, al menos si comparamos las dos versiones escuchadas de esta obra en algo más de un año (la anterior con la ONE). Fantástico lecho sonoro para preparar las líneas motívicas que todos esperan (el melancólico canto del corno inglés) y una planificación formal bien construida. Es en la furia donde la orquesta se desdibuja un tanto (el patrón rítmico algo emborronado del tercer movimiento), pero la llegada a puerto final compensó el desvío. Las ovaciones, como se preveía, no se hicieron esperar. Mario Muñoz Carrasco