Critica: Plenitud de la Orquesta Joven de Andalucía en su treinta cumpleaños
Plenitud de la Orquesta Joven de Andalucía en su treinta cumpleaños
Orquesta Joven de Andalucía. Neopercusión. Percusión Solista: Juanjo Guillén. Director: Jaume Santonja. Programa: Fanfarria de Epifanía (estreno absoluto), de Francisco Novel Sámano; Las nueve sinfonías de Beethoven y campanilla del carrito de los helados, de Louis Andriessen; Speaking Drums, de Peter Eötvös; La noche de los mayas, de Silvestre Revueltas.
Teatro del Colegio San José, Villafranca de los Barros (Badajoz), sábado 4 de enero.
Para conmemorar los treinta años de la creación del Programa Andaluz de Jóvenes Intérpretes, que se materializa en la Orquesta Joven de Andalucía y el Joven Coro de Andalucía (que ha cumplido 20 años de existencia), sus responsables han decidido salir de su espacio de confort andaluz y presentarse fuera de sus fronteras con sendos conciertos en el Auditorio Nacional de Madrid (3 de enero) y en el Ciclo Música Actual que la muy activa Sociedad Filarmónica de Badajoz lleva adelante desde hace dieciséis años. En esta ocasión se optó por organizar el concierto en el impresionante teatro del colegio jesuita de Villafranca de los Barros, un bello edificio que alberga el mayor aforo de toda la comunidad extremeña. Y una acústica espectacular, brillante y nítida, ideal para un programa como el que ponía en sus atriles la muy nutrida OJA. Hay que alabar el arrojo y la imaginación para diseñar un programa tan exigente en lo técnico como demandante también por parte de un público poco acostumbrado a estas músicas. Pero cuando la música no sólo es buena, sino espectacular, no hay público que se resista y a las pruebas me remito de los repetidos y encendidos aplausos y ovaciones por parte del público de esta localidad, calificada no en vano como “Ciudad de la Música”.
La Sociedad Filarmónica de Badajoz aprovechó la ocasión para encargar a Francisco Noval Sámano una fanfarria para abrir el concierto y hacer referencia a la fiesta de la Epifanía. La pieza sirvió para calentar unas secciones de metales de la OJA absolutamente pletóricas, esplendorosas en su sonido brillante y nítido. Es obra de gratificante escucha en la que se dejan escuchar algunos compases del villancico “Ya vienen los Reyes” convenientemente transformados en un lenguaje no por contemporáneo complejo de entender. Siguió la peculiar “gamberrada” de Andriessen escrita en 1970 y con la que quiso des-significar y des-solemnizar (permítanseme los palabros) la música de Beethoven, en manos según el compositor de una castrante seriedad y trascendencia. Con su espíritu rompedor contra la moral y estética burguesa, Andriessen va situando, fuera de contexto, fragmentos de las sinfonías, con pequeñas alteraciones rítmicas a menudo para despistar y, cuando uno menos se lo espera, aparecen retazos de jazz, swing, pop, la Internacional, la obertura de El barbero de Sevilla y la campanilla del carrito de los helados. El público entendió el espíritu lúdico de la obra y aplaudió a rabiar. Pero sobre todo porque la OJA sonó con un empaste y una calidad, con unas cuerdas rutilantes, que era muy difícil sustraerse al encanto sonoro. Jaume Santonja imprimió ritmos muy marcados y tempos vivos, con gran calidad en el gesto y en las indicaciones.
Para el trigésimo aniversario la OJA contó con la colaboración estelar de Neopercusión, que también cumple treinta años de existencia. Su director, Juanjo Guillén, tuvo con la obra de Eötvös ocasión de demostrar por qué es uno de los mejores percusionistas del país, pues Speaking Drums le exige no sólo tocar una enorme variedad de instrumentos, sino declamar a la vez un texto dadaísta que hace de la voz un instrumento de percusión más. Se le unieron en las secciones finales sus compañeros Rafael Gálvez y Nerea Vera en un espectacular ejercicio de precisión tanto con los instrumentos como con las palabras. La OJA intervenía puntualmente con la misma impoluta calidad.
Pero donde todo llegó al clímax fue con la suite que José Ives Limantour arregló a partir de la banda sonora que Silvestre Revueltas compuso en 1939 para la película La noche de los mayas del director Chano Urueta. Revueltas aplica su sólida formación en la composición clásica, sobre todo su dominio de la orquestación, para componer una especie de Consagración de la primavera maya inspirada en los ritos ancestrales mesoamericanos. Aquí el despliegue de la percusión, con dieciséis intérpretes (con el refuerzo de Neopercusión, que no quiso perderse esta fiesta sonora) y una orquesta nutrida al máximo posible en el escenario (más de cien músicos), fue más allá de espectacular. Santonja imprimió una fuerza telúrica a su dirección llevado de la carga casi hipnótica de los ritmos percutivos, alcanzando momentos casi apocalípticos en la impresionante sección final, “Noche de encantamiento”, con la persistente llamada al rito nocturno de la caracola marina interpretada impecablemente por uno de los trombonistas de la OJA. La suma de la carga primitivista de las percusiones con el brillo y el fuego de la orquesta provocó un grito unánime en el auditorio, víctima feliz de un encantamiento sonoro.
Tras treinta años, el Programa Andaluz de Jóvenes Intérpretes, a veces contra las resistencias de algunos de sus responsables políticos, ha alcanzado un punto de no retorno de calidad que permite afrontar con alegría y esperanza los próximos, cuanto menos, treinta años. Andrés Moreno Mengíbar
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