Crítica: Pasárselo pipa
Pasárselo pipa
COROS DE ÓPERA. ORQUESTA DE VALÈNCIA. COR ALAMEDA. COR DE CAMBRA DE VALENCIA. COR UNIVERSITARI SANT YAGO. ORFEÓ MANUEL PALAU. SCHOLAPIARUM CANTORES. PARTICIPANTES INDIVIDUALES. Director: Daniel Gil de Tejada. Programa: Coros de óperas de Rossini, Donizetti, Verdi, Saint-Saëns, Bizet, Mascagni, Puccini, Wagner y Borodín. Lugar: Palau de la Música. Entrada: Alrededor de 1700 personas. Fecha: Viernes, 15 junio 2018.
Justo Romero
Más que una crítica, estas líneas son una reseña de un acto en forma de divertimento celebrado el viernes en el Palau de la Música, con el protagonismo multitudinario de varias formaciones corales valencianas que, acompañadas por la Orquesta de Valencia y más o menos concertadas por Daniel Gil de Tejada, interpretaron algunos populares coros operísticos. Todos, incluido un público inhabitual de los conciertos que igual hablaba por teléfono que aplaudía en medio de Los maestros cantores de Núremberg, que se liaba a hacer fotillos con el móvil o montaba la marimorena al reconocer la melodía del Va, pensiero, se lo pasaron en grande. Menos el crítico y algún otro enteraíllo igual de tiquismiquis, con aires de Beckmesser o Eduard Hanslick, no dispuestos a tragar con estos conciertos populares que supuestamente tratan de acercar la llamada música clásica “al pueblo” sin andarse con exigencias de calidad, estilísticas y demás.
Divertimentos escribieron Schubert, Mozart, Bartók, Montsalvatge, Cristóbal Halffter, el valenciano Manuel Palau y muchísimos otros compositores sin por ello devaluar un ápice el nivel de exigencia artística, de excelencia creativa. Pero este otro divertimento de juntar cientos de voces para (mal)cantar algunos célebres coros de ópera es otro cantar. ¿Quién puede imaginar lo que realmente es el coro a boca cerrada de Madama Butterfly después de escuchar lo que se oyó en el Palau de la Música el viernes?, por no hablar de la parodia –ninguna otra palabra lo define mejor- que se hizo del sublime coro Wach auf! Es nahet gen den Tag del tercer acto de Los maestros cantores de Wagner, para colmo violentado por un público que se lanzó a aplaudir en cuanto hubo un calderón en fortísimo. ¿Tenía algo que ver con Wagner lo que se oyó? Pues no.
No faltaron, claro, el coro triunfal de Aida, el de las brujas de Macbeth, el de los toreadores de La Traviata y los de Carmen, la gracia ligera de Donizetti en el famoso coro de Don Pasquale o el de Cavalleria rusticana (¿cómo no se indicó a la solista en el programa de mano ni en ningún otro sitio?), y como traca final, las brillantes danzas polovtsianas de El príncipe Ígor, de Borodín. ¡La apoteosis!
La Orquesta de València sonó bien, con intervenciones solistas destacadas, como las del violonchelista Mariano García (Obertura de Guillermo Tell de Rossini), el oboísta José Teruel (Bacanal de Samson y Dalila) y, en general, el timbalero solista, Javier Eguillor, y toda la sección de percusión, francamente sobresaliente durante todo este espectáculo en forma de concierto. ¡Hasta las trompetas sonaron decentemente en la orgia trompetera de Aida!
El maestro valenciano Daniel Gil de Tejada mostró tablas y experiencia para concertar la inmensa masa de coristas aficionados que tenía ante sí, y que no era precisamente el Orfeón Donostiarra ni el Cor de la Generalitat. Pero estilísticamente sonó todo más o menos igual: Rossini como Wagner, Donizetti como Borodín, Verdi a lo Bizet o Saint-Saëns a lo Puccini. Fortísimo, pianísimo, crescendo, diminuendo… ¡Poco más! Quizá no podía ser de otra manera. Pero estas minucias, era lo menos relevante en este divertimento en el que 1700 personas se lo pasaron pipa un par de horas. No es ninguna tontería, por mucho que nos fastidie a cuatro puristas anclados en la excelencia artística y en Parsifal, El caballero de la rosa y otras antiguallas por el estilo.
Publicado en Diario Levante el 17,junio
Pues mireusté, sí, nos lo pasamos pipa y no todos los participantes éramos aficionados. Si tiene un oído tan fino no sé qué hace castigando sus trompas de Eustaquio con nuestros berridos. Critíque a los profesionales que son los que lo tienen que hacer perfecto.
Para nosotros fué una GRAN experiencia, quizás lo mejor que podamos vivir en este terreno, porque es nuestro hobby, lo vivimos con gran cariño e ilusión, y ya nos esforzamos bastante en nuestras profesiones que son las que nos dan de comer… Espabilao!
Según la fundación la CAIXA el participativo se dirige a “A todas las personas aficionadas a la música que quieran disfrutar de una experiencia única, en la que podrán participar junto a profesionales del sector en la interpretación de algunas de las obras cumbre de la música clásica de todos los tiempos.” ,, y eso hicimos nosotros DISFRUTAR¡¡¡¡¡. Ud se equivocó de sitio, pero ha acertado con el título PASARSELO PIPA, así me lo pasé yo ????. Y como purista que se define no debió haber ido a este evento.
Seguramente no tiene usted mejor cosa que hacer que andar repartiendo a diestro y siniestro por aquello de que es usted un CRÍTICO. Bájese de su pedestal y quítese la percha de estirado que lleva puesta, que no necesitamos de sus agonías. Váyase con ‘su música’ a otra parte que nosotros nos vamos a seguir sintiendo más que orgullosos de lo que sonó el viernes 15 de junio en el Palau de la Música de Valencia, de la excelsa actuación de la Orquesta y de la maestría y profesionalidad del Director Daniel Gil de Tejada. No nos venga con sus exigencias y finezas, sea capaz de bajar a la Tierra y no se atragante tanto con sus opiniones. Nosotros, seres mortales al fin y al cabo, somos conscientes de nuestro gran esfuerzo y trabajo, ese que usted no ha hecho más que despreciar de forma tan ácida y desconsiderada. Pues eso. De nada
Ah, que el arte no es para ser disfrutado… pues muchas gracias por la aclaración.
Deduzco que sólo está al alcance de snobs petulantes con alta posición social que se permiten mirar por encima del hombro a los que no han tenido oportunidad de acercarse a según qué aspectos de la cultura. Es necesario desincentivar convenientemente a según qué chusma, a no tener acceso, porque no es de su categoría… de la categoría de usted, claro, que la tiene y mucha.
Hoy he aprendido mucho con usted… claro que esa no era su intención, porque su alegre crítica no iba dirigida a mí, que no soy leída ni escribida en materias tan sublimes que no consigo aprehender.
Esto lo he escrito acudiendo a Google.
Menos mal que no era una crítica…… Si conque quería hacer era una reseña porque no habla de la magnífica labor del director Daniel Gil de Tejada, aunando a profesionales con aficionados, dirigiendo de forma excelente a todos. Porque no habla de la solista que estuvo brillante, coro catedralicio que no tiene nada que envidiar al Orfeón donostiarra. O porque no habla de la labor de los directores de los coros participantes que nos enseñan música día a dia y transmitiendo sus conocimientos y amor por la música, y porque no, también, del esfuerzo de los participantes que hemos dedicado muchas horas sábados y domingos,.cuando ya hemos trabajado toda la semana…. Eso si hubiera sido una buena reseña
La música debe ser entendida como factor cultural que define una sociedad en función de los usos y funciones que en ella desempeñe (Kartomi, Margaret). Por esto mismo, ¿Cuán extraño le resulta a Ud. entenderla como mero goce estético? O mejor dicho, después de leer su “crítica”, ¿Este mismo es exclusivo de ciertas élites?
En mi humilde opinión, la contextualización de una crítica debe ser imprescindible para poder ser tenida en cuenta y estar libre de perjuicios, algo de lo que la suya carece. Denota Ud. el mismo esnobismo de los que abundan entre el público que asiste a las salas de concierto de nuestra ciudad, que va lucir palmito y de paso oír, entre otras, a las agrupaciones que de su comentario se desprende, son las únicas que deben ejecutar música.
El concierto, con independencia de que nos guste más o menos, tanto por lo populista del repertorio como por otros condicionantes, hay que entenderlo como la única posibilidad que tienen muchos aficionados de interpretar ciertos repertorios, aprender y sobre todo disfrutar, al igual que el público que asistió. Entregado y respetuoso si se compara con muchos abonados que van de “melómanos” y se levantan a mitad de concierto, antes de concluir o cuando es hora de aplaudir.
Por último, decirle que la próxima vez se informe mejor dónde, qué y a quién va a ver. Sobre todo, porque no todos eran aficionados. Y si haciendo balance, no le interesa, decline en otra persona la asistencia. Aunque entiendo que hay que vivir de algo.
Y para decir que los aficionados sin formación musical no cantan como el Orfeón Donostiarra ha tenido usted que estudiar mucho?