LA PASIÓN SEGÚN SAN MATEO (J. S. BACH)

Auditorio El Baluarte de Pamplona. 24 marzo 2021

Suele ser muy habitual en fechas alrededor de Semana Santa que las salas de conciertos ofrezcan lo que se ha dado en llamar música sacra, ocupando un lugar destacado las distintas Pasiones que compusiera Johann Sebastian Bach. De ellas no se han conservado más que dos, las de San Mateo y San Juan, y de esas dos grandes obras es la primera de ellas la que siempre ha tenido más popularidad, en el sentido de ser programada con mayor frecuencia.

Así lo ha entendido El Baluarte, que nos ha vuelto a ofrecer esta magna obra tras el gran triunfo que obtuvo la última vez que se ofreció aquí. Me refiero al concierto que ofreció John Eliot Gardiner hace ahora 5 años y cuyo recuerdo sigue muy vivo entre los que tuvimos la suerte de asistir a aquel concierto, que ha sido uno de los grandes hitos de El Baluarte desde su inauguración en 2003. 

El resultado que nos han ofrecido el director Raphaël Pichon y su conjunto Pygmalion ha vuelto a ser brillante, aunque no alcanzara, a mi parecer, las grandes cotas de aquella última ocasión. Raphaël Pichon y el conjunto de Orquesta y Coro Pygmalion, que él mismo fundara en el año 2006, están especializados en música antigua y su calidad es indudable. Su lectura fue ganando conforme avanzaba el concierto, en el que la segunda parte superó en calidad y emoción a la primera. Las actuaciones de los solistas de la orquesta, especialmente en la cuerda, fueron dignas de ser destacadas y el coro siempre mostró empaque y musicalidad.

Los protagonistas vocales de esta Pasión son indudablemente el Evangelista y Jesús, que aquí fueron muy bien servidos en ambos casos. 

El tenor alemán Julian Prégardien fue un Evangelista digno de ser destacado en sus numerosas intervenciones. La voz no es de una calidad excepcional, pero su gusto cantando y su musicalidad son dignas de ser destacadas y confirió sentido a todas sus intervenciones, mostrando además un gran dominio y conocimiento de la partitura, ya que prácticamente cantó sin partitura.

Jesús era el barítono francés Stéphane Degout, que fue un lujo en el personaje, con una voz amplia y atractiva en todas sus intervenciones. Tuvimos la suerte de que en la segunda parte ofreciera dos arias, que no suelen encomendarse al intérprete de Jesús, y todos salimos ganando con ello.

El resto de vocalistas tienen menos importancia. Entre ellos hay que destacar la prestación de la mezzo soprano Lucile Richardot, que cantó siempre con musicalidad y hasta brillantez en sus distintas arias. Menos interesante me resultó la soprano Hanna Blazikovà, con una voz de escasa amplitud y no mucha calidad. La soprano Perrine Devillers cumplió en su aria al principio del concierto. 

En la parte masculina cumplieron los tenores Reinoud van Mechelen y Emiliano González Toro en sus breves intervenciones. Correcto y no mucho más el bajo-barítono Christian Immler y lo mismo se puede decir del contratenor Tim Mead en su aria de la segunda parte. 

El Baluarte había agotado las entradas, si bien el aforo estaba muy limitado por causa de la pandemia. El público aplaudió con fuerza en los saludos finales.

El concierto comenzó con 7 minutos de retraso y tuvo una duración de 3 horas y 9 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 47 minutos. Cinco minutos de aplausos 

El precio de la entrada más cara era de 45 euros, costando 21 euros la más barata. 

Fotos: I. Zaldúa

José M. Irurzun