Crítica: Josep Pons dirige Strauss frente a la Orquesta Nacional
La muerte como imperativo en la OCNE
Obras de Richard Strauss. Anne Sophie Duprels, soprano. Orquesta Nacional. Director: Josep Pons. Auditorio Nacional, 21 de abril de 2023.
Tres obras maestras de Richard Strauss en los atriles interpretadas por la Orquesta Nacional al mando del que fuera su titular de 2003 a 2011 y quien llevó a cabo una provechosa renovación y puesta al día del conjunto; que ahora, pasados los años, en el momento de este reencuentro, que no es el primero, se muestra en un buen estado de forma, la ideal para arrostrar y cumplimentar como es debido un programa de alto voltaje como el ofrecido y que ha tenido como sostén la batuta del maestro catalán, que se ha movido, como es su costumbre, de manera ágil, a veces agitada, vehemente y calurosa.
El estilo directorial de Pons no es especialmente estético. Sus brazos, de compás muy amplio, se mueven nerviosa y vehementemente tratando de subrayar la métrica y de impulsar de manera certera el fluir sinfónico. Está atento a todo lo que se mueve, da numerosas entradas, moldea, marca, a derecha e izquierda y lleva en volandas la interpretación sin dejar de lado los pasajes más líricos y calmados, como puso de manifiesto en el muy logrado inicio de “Muerte y transfiguración”, en ese delicado latido inicial del corazón del moribundo. Las distintas entradas se fueron produciendo ordenadamente a lo largo de una creciente intensidad muy bien planificada en sus diversas voces.
Fortísimos bien contrastados a firmes tirones, hermoso crecimiento en el “meno mosso”, conseguido recogimiento y esplendorosa elevación del tema principal en compases de una gran luminosidad hasta llegar a la postrer liberación. Dulce extinción postrera de la vida. Un buen pórtico para escuchar a continuación las “Cuatro últimas canciones” del compositor, ese también maravilloso canto a la confiada extinción de la vida. La labor de batuta y orquesta, a falta quizá de un mayor refinamiento tímbrico, fue muy loable, pero no tuvo la ideal respuesta de la voz solista, la de la soprano Anne Sophie Duprels, que a última hora sustituyó a la anunciada Minna-Liisa Värelä.
La cantante francesa es una soprano lírica ancha de timbre oscuro y mate, de excesivo vibrato y sonoridad muy opaca, con graves poco audibles y agudos algo forzados. Aunque evidenció una plausible expresividad, su canto no tuvo personalidad ni la deseada depuración. Lástima. Menos mal que luego disfrutamos de una versión sinfónica a modo de resumen de la partitura de la ópera “Elektra”, en un arreglo del director austriaco Manfred Honneck y del compositor checo Thomas Ille. En el trabajo escuchamos tal cual fueron escritos por Strauss los temas principales de la ópera: los de Agamenón, Elektra, Crysotemis, Klytaemnestra, Orestes, Egisto…
Una auténtica explosión sinfónica, agreste, cruda, centelleante, vigorosa, irisada, monumental, en la que a veces la tonalidad queda al margen, que alcanza su valor lírico más intenso en el recuerdo del dúo de Elektra y Orestes. Ahí Pons supo llevar, apoyado en la inspirada Nacional, compuesta para la ocasión por casi un centenar de músicos (algunos menos que en la partitura original de la ópera), la luz de la maravillosa melodía. Después, la danza loca de la hija de Agamenón y, finalmente, tras la extenuación, la súbita muerte. Fin de una intensa sesión muy bien comentada y explicada en las notas al programa por Rafael Ortega Basagoiti. Y muchos aplausos. Arturo Reverter
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