Potente inicio de temporada en el Met neoyorquino
Potente inicio de temporada en el Met
“Eugene Oneguin” de Chaikovski. A.Netrebko, M.Kwiecień, P. Beczala, O.Volkonova, E.Zaremba, L.Diadkova, A.Tanovitzki. D.Warner, dirección escena. P.Smelkov, dirección musical.
“La Nariz” de Shostakovich. P.Szot, A.Popov, A.Lewis. W.Kentridge, dirección de escena. P.Smelkov, dirección musical.
“Two boys” de N.Muhly. J. Zetlan, C. Lynch, A. Coote, S. Piques Eddy, J. Forst, P. Appleby, C. Bolduc, K. Miller. B. Sher, dirección escénica. D. Robertson, dirección musical.
“Norma” de Bellini. A.Antonenko, A.Meade, J.Barton, S.Davies, I. Orlov. J.Copley, dirección de escena. R.Frizza, dirección musical. The Met Opera. Nueva York, octubre 2013.
Casi una treintena de títulos presenta la recién abierta temporada del Met, la más importante de cuantas existen hoy día en el mundo. Cierto es que no ha arriesgado mucho con la obra de apertura, una nueva producción de “Eugene Oneguin” a cargo de Deborah Warner que sustituye a la conocida de Carsen, encomendada a un trío protagonista excepcional: Anna Netrebko, Piotr Beczala y Mariusz Kwiecien. Soprano y tenor se encuentran entre los más solicitados y aclamados, mientras que el barítono protagonista obtuvo hace un año el premio de la crítica en Oviedo al mejor en su cuerda en toda a temporada española. Está llamado al estrellato, si bien el papel le viene aún un poco grande en su último acto, dada su voz todavía muy lírica para el recorrido de un Oneguin. Pocos pueden cantar actualmente el aria de Lensky con la poesía e intensidad de Beczala. No es extraño que se le haya encomendado un reto tan infrecuente como inaugurar Metropolitan y Scala en la misma temporada. Anna Netrebko tiene muy bien aprendido el rol de Tatiana, tanto escénica como vocalmente y, al día de hoy, le va como anillo al dedo, aunque aún le iría mejor con unos quilos menos. La producción de Deborah Warner reúne todo lo necesario para que guste a un público tradicional como es el del Met. Con todo en su sitio de forma tradicional y bella estética, no precisa de lecturas o explicaciones adicionales. Al éxito del espectáculo ayuda mucho la matizada dirección que realizan tanto Valery Gergiev como Pavel Smelkov alternándose en el podio.
Las cosas han caído como han caído. Hace dos semanas se acusaba al Met de tolerar la homofobia a causa de la negativa de Netrebko y Gergiev a condenar la represión que sobré el mundo gay ejerce en Rusia el presidente Putin. Sin embargo ahora el Met, en coproducción con la English National Opera, se sumerge en el mundo del ciberacoso homosexual por internet. A través de pesquisas policiales en una trama de violencia se refleja el oscuro y solitario mundo de los contactos y relaciones por las webs en las que se suele no ser lo que se parece. El autor de “Two boys”, Nico Mohly, es con sus 32 años el más joven que jamás haya estrenado una ópera en el Met y supone un ejemplo de frescura en el género, demostrando que se pueden contar cosas nuevas de forma interesante e incluso sorprendiendo al público como hace en su final. Sobriedad en la escena londinense de nuestra época, un cast de entregados intérpretes y una estupenda dirección musical redondean un espectáculo de dos horas y media que cautiva al auditorio.
También lo logra la potentísima producción de William Kentridge de “La nariz” para el Met, Lyon y Aix-en-Provence, que entiende y se acopla formidablemente a la joven partitura de Shostakovich. Tanto el inicio como el final no dejan margen a la distracción en una demostración de cómo combinar las tecnologías audiovisuales de la misma forma que el compositor lo hizo con los modelos musicales. Paulo Szot borda a Kovalyov, pero todo el reparto resulta espléndido en la escena y las tremendas exigencias vocales solicitadas para algunos papeles.
En el equilibrio radica la virtud y de ahí que Peter Gelb, director del Met, complete el primer mes de la temporada con el bel canto de una “Norma” de Bellini encomendada a Sondra Radvanovsky y Angela Meade. L segunda estuvo mucho mejor en los pasajes dramáticos que en los de puro belcanto. A su lado una floja Adalgisa de Jamie Barton, con evidentes problemas de afinación y un muy correcto Pollione de Aleksandr Antonenko, bajo una rutinaria y militar dirección de Riccardo Frizza y una minimaista puesta en escena de John Copley.
El Met no ha podido empezar mejor y de forma más equilibrada e interesante. Gonzalo Alonso.
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