Crítica: Primer y segundo reparto de Macbeth en el Liceu
Plensa y su poco escultórico ‘Macbeth’ liceísta
“Macbeth” de Verdi. Reparto: Luca Salsi, Erwin Schrott, Sondra Radvanovsky, Francesco Pio Galasso, Fabian Lara, Gemma Coma-Alabert, David Lagares. Coro y Orquesta de Gran Teatro del Liceo. Dirección musical: Josep Pons. Dirección de escena: Jaume Plensa. Gran Teatro del Liceo, 16 de febrero
Hay que felicitar a la dirección artística del Gran Teatro del Liceo por apostar por los artistas del país, como sucede en esta ocasión con el escultor Jaume Plensa que debutaba como director de escena con el Macbeth verdiano. El artista barcelonés de fama internacional, con proyectos de gran calado en ciudades de todo el mundo, cuya obra no ha contado con una presencia notable en su ciudad natal, algo que curiosamente está cambiando gracias a espacios musicales de tanto prestigio como el Palau de la Música Catalana, que le dedicó una exposición en 2016 y que desde entonces permanece ante su fachada su escultura Carmela (2015), mientras que el Liceo instalaba sus Constelaciones (2022) en los porches de entrada. El Gran Teatro, además, expone durante las funciones de Macbeth un grupo escultórico de tres figuras humanas iluminadas sobre una alfombra de cerezas en el Salón de los Espejos.
Plensa ya había trabajado con éxito en ópera realizando escenografía y vestuario para montajes de La Fura dels Baus, pero esta era la primera incursión como director de escena, escenógrafo y autor del vestuario, producción en la que sorprendió que el artista no enmarcase la trama más claramente en sus estructuras escultóricas y solo utilizase su imaginería en algunas escenas, como hizo con ese ser construido sobre la base de símbolos y letras que sirvió como excelente atalaya para el encuentro con las brujas de Macbeth y Banquo en la primera escena y en la del asesinato del segundo. La recreación de El corazón de los árboles en la escena del ballet, tres grandes cabezas doradas de niñas como trasfondo del tercer acto y en parte del último, con un etéreo mosaico de cabezas infantiles suspendidas en el aire fueron momentos plásticamente estelares: puro Plensa, quien había explorado esta obra de Shakespeare desde hace décadas en su obra escultórica.En el resto de las numerosas escenas el flamante artista optó por grandes espacios vacíos, solo salpicados por el rico vestuario de los protagonistas, en unas escenas silenciosas en lo escénico que contaron con la excelente iluminación de Urs Schönebaum y que dejaban fluir la música de Verdi como gran protagonista.
En conjunto se trató de una propuesta un tanto irregular a causa de una falta de mayor conjunción en una obra compleja, con unas escenas dispares que no mostraron un entramado común y con una dirección de actores un tanto errática a pesar de la ayuda de Leo Castaldi, con momentos poco convincentes como la llegada del Rey Duncan o la batalla final, a pesar de la inspiración kabukiana de esta última. Desde el punto de vista musical destacó la lectura de Josep Pons de la magistral partitura verdiana, que fue a más en los dos últimos actos y muy especialmente en el ballet. El maestro contó con reparto de gran nivel, con un Luca Salsi de voz amplia, bien proyectada y de excelente dicción de principio a fin junto a una Lady Macbeth de portentosos agudos, gran credibilidad dramática y un tanto forzado registro grave a cargo de Sondra Radvanovsky. Por su parte Erwin Schrott ofreció un Banquo de gran prestancia y solidez vocal, mientras que Francesco Pio Galasso fue solo un correcto Macduff. Notables tanto Gemma Coma-Alabert en el papel de la Dama de Lady Macbeth y Fabian Lara, de voz luminosa y bien proyectada como Malcolm, e interesante la prestación de David Lagares en sus múltiples pequeñas intervenciones. La propuesta, desde el punto de vista estrictamente teatral, no acabó de funcionar en su conjunto, pero que fue aplaudida con cierto entusiasmo y gran respeto por un público que llenaba el Liceu hasta la bandera. Fernando Sans Rivière
Segundo reparto
Gran Teatre del Liceu de Barcelona. 20 de febrero 2023.
Esta representación corresponde al segundo de los repartos programados, que es en el que se han producido las importantes cancelaciones. El resultado final se puede considerar como adecuado vocalmente e insuficiente tanto musical como escénicamente.
Nada tengo que añadir a lo dicho sobre la nueva producción Jaume Plensa, que me sigue pareciendo lo más próximo a una versión de concierto. El único movimiento de escena que puede destacarse es el del ballet.
Poco esperaba de la dirección musical de Josep Pons y el resultado el día anterior me pareció que quedaba por encima de mis bajas expectativas. No ha sido así en esta ocasión, en la que a mi parecer ha dominado el ruido, la falta de tensión y la ausencia de sentido verdiano, especialmente durante la primera parte de la ópera.
Macbeth tenía que haber sido Carlos Álvarez, pero canceló su participación ya hace algún tiempo por problemas de salud, siendo su sustituto el barítono serbio Željko Lučić, que acababa de cantar en este mismo teatro la parte de Scarpia en Tosca. Lučić no está en su mejor momento, ya que el tiempo pasa inexorablemente para todos. Su voz funciona bien en el centro, pero pierde un tanto de color por arriba, donde se le ve más apretado y sus sonidos en esa zona son siempre en forte. Tampoco es un prodigio como intérprete del personaje. Su actuación se puede considerar como aceptable, pero eché en falta a Carlos Álvarez.
La otra cancelación fue la de la soprano italiana Anna Pirozzi, a quien sustituyó la mezzo soprano rusa Ekaterina Semenchuk, cuya actuación se puede considerar como convincente en su conjunto, con una voz de calidad en el centro y bien manejada, siendo además una buena intérprete. El problema es que ella es una mezzo soprano y el personaje está escrito para una soprano dramática, exigencias que cubre en gran parte, pero no en las notas más altas, que unas veces las evita y otras las toca destempladas, como le ocurre en el final de la escena del sonambulismo.
Repetía actuación como Banco Erwin Schrott, que volvió a ofrecer la buena actuación del día anterior.
Macduff era el tenor canario Celso Albelo, que cantó con gusto la siempre esperada aria de La Paterna Mano, aunque a mi parecer su voz es más ligera que lo requiere la parte y el aria mencionada.
Repitieron actuación los personajes secundarios y los tres lo hicieron muy bien. Me estoy refiriendo a Fabián Lara (Malcolm), a Gemma Coma-Alabert (Dama de Lady Macbeth) y a David Lagares (Médico, Sirviente, Sicario y Heraldo).
La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 3 horas y 14 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 38 minutos, es decir 3 minutos más que el día anterior.
El Liceu ofrecía una ocupación del 90% aproximadamente de su aforo, siendo el precio de la localidad más cara de 299 euros, oscilando las butacas de platea ente 273 y 192 euros. La localidad más barata con visibilidad costaba 47 euros. José M. Irurzun
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