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Por Publicado el: 25/03/2025Categorías: En vivo

Crítica: Tres reinas en el país del inconsciente. ‘Mitridate, re di Ponto’ en el Teatro Real

Tres reinas en el país del inconsciente

Mitridate, re di Ponto, de Wolfang Amadeus Mozart. Juan Francisco Gatell, Sara Blanch, Elsa Dreisig, Franco Fagioli, Marina Monzó, Juan Sancho y Franko Klisovic. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Dirección de escena: Claus Guth. Dirección musical: Ivor Bolton. 23 de marzo

Tres reinas en el país del inconscienteMitridate, re di Ponto, de Wolfang Amadeus Mozart. Juan Francisco Gatell, Sara Blanch, Elsa Dreisig, Franco Fagioli, Marina Monzó, Juan Sancho y Franko Klisovic. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Dirección de escena: Claus Guth. Dirección musical: Ivor Bolton. 23 de marzo

Imagen de la producción de Mitridate, re di Ponto, en el Teatro Real

Se cumplen veinte años de la actuación de Marc Minkowski y Les Musiciens du Louvre en el escenario del Teatro Real con Mitridate, re di Ponto, eso sí, en versión de concierto. Aquel concierto formaba parte de las labores reivindicativas del director francés, que al acabar ciertas obras —como también hizo con Il trionfo del tempo e del disinganno handeliano— levantaba la partitura y la agitaba frente al público para hablar del injusto olvido. Volvió anoche la ópera al Teatro Real ahora sí con escenografía de Claus Guth y en coproducción con la Oper Frankfurt, el Gran Teatre del Liceu y el Teatro di San Carlo.

Mitridate es tan genial como patizamba, desequilibrada en muchos aspectos pero viva muestra de la capacidad de interiorización de los códigos operísticos de un Mozart de catorce años. No se trata ahora de construir un relato mitificado del genio salzburgués, basta con entender sus excesos y disfrutar del manantial creativo y dramático que supone la ópera. El liberto proviene del drama de Racine, el favorito de Luis XIV, que narraba las disputas familiares alrededor del poder y la resistencia al empuje del Imperio Romano. Los conflictos son intensos pero la trama, en realidad, sencilla.

Claus Guth propuso un montaje conceptualmente cargado de sus propios estilemas: la casa pivotante, los fantasmas del inconsciente, el reinado de los sosias; todas propuestas que hemos visto en mayor o menor grado de desarrollo en otros trabajos suyos como Rodelinda u Orlando. La novedad residió en cómo de elaborado está en Mitridate el espacio del subconsciente, la complejidad de ese semicirco onírico repleto de agujeros donde los remordimientos y los dobles de los protagonistas construyen un correlato aterrador.

Al girar este mundo del inconsciente encontramos una casa en dos niveles, enclavada estrictamente en el mundo de lo real. La mansión se hermana estéticamente con el modernismo de Frank Lloyd Wright y recuerda hasta cierto punto a la mítica Casa Vandamm del North by Northwest de Hitchcock: elegancia y materiales nobles para ambiciones desmedidas.

La coreografía de este mundo abstracto de sombras y sueños, los movimientos de sus protagonistas y los juegos de sombras con los muertos son lo más brillante del montaje, con los actores movidos milimétricamente para explicar los conflictos que van pivotando desde la jerarquía en el amor, la muerte o las heridas de la infancia. Los fantasmas de subconsciente y los remordimientos colonizan las largas arias de Mozart y van a acabar por desbordar ese mundo irreal, trasladándose al espacio concreto y creando las imágenes impactantes.

Tres reinas en el país del inconscienteMitridate, re di Ponto, de Wolfang Amadeus Mozart. Juan Francisco Gatell, Sara Blanch, Elsa Dreisig, Franco Fagioli, Marina Monzó, Juan Sancho y Franko Klisovic. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Dirección de escena: Claus Guth. Dirección musical: Ivor Bolton. 23 de marzo

La soprano Sara Blanch como Aspasia

Vocalmente hablando, el reparto destacó por tres voces femeninas magníficas, algunas de ellas incorporaciones muy recientes que maduran a velocidad de vértigo. Magnífica la Aspasia de Sara Blanch, un personaje de vocalidad compleja y que tiene que arrancar con un aria más que comprometida. Ser el objeto amoroso de tres personajes distintos la convierte en una mujer maltratada a varias bandas, algo que Blanch sostuvo dramáticamente de forma impecable.

Igualmente sobresaliente el Sifare de Elsa Dreisig, con sensibilidad y fraseo sobresalientes. Su Lungi da te, mio bene, aria con la trompa obligada que Jorge Monte de Fez sobre el escenario, fue realmente hermosa. La tercera pata la puso Marina Monzó con una Ismene sutil, bellamente ornamentada y construida con sentido teatral. Las contrapartes masculinas, como el propio Mitridate de Juan Francisco Gatell  o el Farnace de Franco Fagioli, resolvieron sus papeles trampa con algunos momentos más brillantes del primero y cierto aplomo en el segundo.

Ivor Bolton se despide con esta ópera de la titularidad del Real, y lo hace de manera elegante, sabiendo construir los lechos sonoros donde habita el drama y la emoción en esta juventud prodigiosa de Mozart.

Mario Muñoz Carrasco

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