Critica: Requiem de Mozart en el Liceu, por Castellucci
Requiem de Mozart en el Liceu, por Castellucci
REQUIEM. Prohaska‑Viotti‑Sekgapane‑Ulivieri;Castellucci‑Antonini). Teatro del Liceo

Liceu
Desperdiciados noventa minutos de mi vida, desperdiciados recursos empleados para montar este final de curso de una parroquia con recursos, que ha reunido a las catequistas, los niños del agrupamiento, la colla sardanista y los grupos de revisión de vida, para hacer un happening bastante incomprensible, con un par de momentos que bordeaban la dignidad emocional y eso sí, una banda sonora de Wolfgang Amadeus Mozart que garantizaba como mínimo una audición no memorable, pero sí, digna.
Quién crea que oirá el Réquiem de Mozart con imágenes ya se lo puede ir sacando de la cabeza, el Requiem en re menor KV 626 suena entero, incluso con las partes escritas por Süsmayr, cierto, pero no seguido y con fragmentos, eso sí, todos mozartianos antes, durante y después de haber oído la genial misa de difuntos. Por lo tanto, estamos ante un espectáculo teatral con música de Mozart que han titulado, Requiem, que es una cosa muy diferente.
La programación de este espectáculo, sacando espacio para una ópera, es para mí injustificable e incomprensible en una temporada fundamentalmente operística. Contratar este producto de Romeo Castellucci, coproducido por el Festival de Aix-en-Provence, donde se estrenó en 2019, Les Arts de Valencia, Adelaide Festival, Theatre BaseI, Wiener Festwochen y La Monnaie/De Montón, es, siempre según mi parecer, un camelo artístico que no aporta nada al teatro, a la música y mucho menos a Mozart. “Épater le bourgeois” puro y duro.
Hemos asistido a interpretaciones de la obra principal del programa, mucho mejores. El prestigioso director Giovanni Antonini ha intentado por todos los medios dar coherencia a esta ensalada, toda ella rellenada con obras preciosas, pero su esfuerzo para hacer de la interpretación musical una cosa homogénea se ha visto impedido por lo que vemos sobre el escenario, que casi nunca tenía ningún tipo de conexión con los pentagramas.
Además de la imagen inicial de un anciano que se mete en la cama para morir con la televisión puesta, el resto es una sucesión de imágenes, la mayoría de una fealdad y una simplicidad estética desesperante que no ayuda a comprender lo que se nos propone a no ser que previamente te hayas leído el programa y sepas y te creas las claves del enigma y entonces si es así, todavía es más triste puesto que las danzas con pretensiones tribales, los rituales ancestrales, el tratamiento y lanzamiento del color siguiendo tradiciones hindús, los árboles, la arena, el coche desguazado, el sagrario, las liturgias hindúes, el niño jugando a pelota o el escenario que se inclina y lo arrastra todo, al final de la representación, son un puro envoltorio y un vacío con pretensiones trascendentales.
Quizás Castellucci tuvo visiones en una noche de insomnio gracias a la ayuda de sustancias inspiradoras, pero así como Wilson en el Mesías creaba imágenes hipnóticas con la pretensión de hacernos más felices gracias a la elegancia estética de su reconocido esteticismo, con un tratamiento magistral de las luces y los colores, el regista italiano, cae rápidamente en un tedio visual que ni acontece estético, ni bello. La mayoría de veces el diseño de luces es plano, y muchas, excesivamente oscuro, Todo se hace aburrido y monótono, con un movimiento escénico que bordea el ridículo y supone una desconexión inmisericorde con la obra musical que se interpreta.
Ha habido una única protesta cuando ha salido el genio y su equipo a recibir los aplausos de un público desconcertado, diría yo, pero que ha aplaudido con timidez y sin mucha convicción,
Musicalmente la cosa ha quedado discretitas. Antonini ha dirigido muy bien tanto el Requiem como las otras piezas que integran este engendro: Meistermuxik KV 477b, Miserere mei Kv 90, Ne pulvis te cinis Kv Anh 122, Solfeggio F-Dyr KV 393/2, Quis Tú comprehender KV ANH 110 y O Gottes Lamm KV 343/1
La orquesta ha respondido mejor que el entregado y esforzado Coro del Gran Teatro del Liceo, que ha evidenciado a pesar del evidente trabajo realizado (es el protagonista vocal de la velada) precariedades en general y tenoriles en particular, con un sonido demasiado grueso en momentos que las agilidades mozatianes pedían más ligereza y claridad de emisión. Ciertamente, no lo ayudaban nada las exigencias de movimiento escénico que se ven obligados a hacer y el cambio rápido de vestuario.
De los solistas hay que decir que Anna Prohaska sin ser aquella cantante que Abbado nos hizo descubrir y deslumbrar, ha estado mejor que en el reciente Requiem de Rufus Wainwright al Palau de la Música, en cambio la mezzosoprano franco-suiza Marina Viotti me ha gustado mucho. Tanto el tenor Levy Sekgapane como el bajo Nicola Ulivieri no han superado la discreción. La gran ovación de la noche ha sido por el niño solista de la Escolanía de Montserrat que ha cantado a cappella el Miserere mei, KV 90 que ha motivado uno de los pocos momentos mínimamente remarcables. Supongo que ha sido cantado por David González, pero también podría haber sido Miquel Genescà, la hoja parroquial del día no lo aclara.
Y nada más, no os quiero decir nada más. En el programa se nos dice que hay que ver el espectáculo dos veces para captar todo el sentido de las imágenes y de la propuesta, yo con una ya he tenido bastante. Joaquim Hernández Puig
Totalment de acuerdo.
Totalment de acuerdo. Desconexión total, ruidos desconcertantes. Un batuburrillo sin sentido. Menos mal de la música!!
Sí a todo! Me he sentido estafada. Si hubiera cómo pediría que me devolvieran el dinero, nos ha supuesto un esfuerzo económico alto que con mucha ilusión hicimos porque él Requiem lo merece
No entiendo una crítica tan arrolladora i desagradable, personalmente mi entorno y yo misma salimos muy satisfechos. Incluso los comentarios en el ascensor….no entiendo tanta inquina
Totalmente, menos mal…porque yo también he salido decepcionada y un poco indignada. Qué es un requiem,que yo sepa una misa de difuntos, católica, no un batiburrillo, no una sardana, o una danza griega???, lo parecía…Y todo esos mensajes de la pared, a qué venían y cuál su sentido??? Una falta de respeto al original y al arte en general,vun poco más de ternura, bastante más de sentimiento,vetc no separaría. La música que debería eextremecerr sin más..
Totalmente desafortunada puesta en escena.Un producto de consumo sin ninguna pretensión artística. Dónde el fundamento? Tendría que encogernos el corazón, extremecernos, elevarnos. Es un rezo,una oración, y este producto es pura contradicción con el espíritu de la obra que más que otra cosa es un credo..Pos Dios!!! Nunca mejor dicho…
Un desastre todo.
Completamente decepcionada, no pude disfrutar de la maravillosa música del Requiem.
Un producto de consumo con pretensiones ,”intelectuales” , con el “gancho” de la música de Mozart para captar público y nada más.
Dudo que guste a los amantes de la música porque pese a los esfuerzos de director y músicos, no deja de ser una “banda sonora” al servicio de la muy “trascendente” reflexión sobre la fugacidad de la vida y la necesidad de la muerte …….
Como católica muy decepcionada porque la “trascendencia” de Castellucci nos lleva a la idea del “Eterno Retorno” propia del misticismo clásico que podríamos encontrar en obras como “la Ilíada” (algunos fragmentos) o extremo oriente (hinduismo).
Nada que ver con la trascendencia cristiana ……El Réquiem ( el de Mozart) se sitúa en otro paradigma mental, a saber, el cristiano.
Castellucci ” actualiza” “El Réquiem” para hacerlo compatible con los gustos actuales sobre “espiritualidad” al estilo oriental laicista .
En fin , lo dicho, un producto de consumo al servicio de una “espiritualidad” , ( la de Castellucci) que diluye por completo el sentido cristiano del Requiem .
Perdida entre tanto mensaje 😢 danzas y cuadros varios de dudoso gusto estético la música quedó desligada y reducida a un segundo plano , apenas reconocible por las exageradas pausas y los “añadidos” que por muy mozartianos que fuesen diluían toda la estructura de la obra original .
Muy decepcionada.