Crítica: Rigor schubertiano
Rigor schubertiano
“La bella molinera” de Schubert. Christoph Prégardien, tenor y Roger Vignoles, piano. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 12 de abril de 2021.
Hemos escuchado innumerables veces el precioso ciclo de Schubert bautizado como “La bella molinera” y en voces de tenor, barítono e incluso sopranos y mezzos. Sin ir más lejos, hace menos de un mes lo cantaba Andrè Schuen, en este caso un barítono, en el Círculo de Bellas Artes. A tenor de las críticas –aquí la de Arturo Reverter– fue una interpretación excelente. Ahora, en la voz de tenor, ha resultado la demostración de cómo puede abordarse una obra genial de formas completamente diversas y, al mismo tiempo, sobresalientes.
Christoph Prégardien quizá no posea ya la frescura de tenor lírico-ligero a sus 65 años. Tampoco sobresalió nunca por su extensión o el brillo vocal, pero en cambio siempre fue, y es, un maestro en el decir. A esa perfecta dicción, en la que todas y cada una de las palabras se emiten con claridad meridiana, le acompaña una perfecta afinación. Con el tiempo también ha ganado en expresividad, si bien siempre dentro de una cuidada contención, huyendo de aristas peligrosas y empleando el “falsettone” a conveniencia. Bien acompañado por Roger Vignoles, logró redondear una actuación que, por su equilibrio, puede añadirse a la relación de las mejores escuchadas en el Ciclo de Lied del CNDM y la Zarzuela con este título. La forma de atemperar, de matizar, cuidar, casi con un hilo de voz “Der Neugierige” y su inmediata contrastación con un pletórico “Ungeduld” fueron una muestra de lo anteriormente expuesto.
El público, encantado, pedía continuar. Ambos artistas nos trasladaron su emoción por poder cantar para un público presente y no para un streaming a puerta cerrada. Cosas de esta España y muy especialmente este Madrid. Quisieron concluir con otro lied de Schubert cuyas palabras finales proclamaban el deseo de que todos nuestros sueños pudiesen volver a ser realidad. ¡Qué así sea! Gonzalo Alonso
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