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Por Publicado el: 08/05/2019Categorías: En vivo

Crítica: Tannhäuser con excelente reparto vocal

TANNHÄUSER (R. WAGNER)

Nationaltheater de Munich. 5 Mayo 2019.

Finaliza mi viaje a Munich con esta representación de Tannhäuser, que ha tenido un resultado excelente en términos vocales, contando con una buena dirección musical, además de una producción escénica de escaso interés y molesta en más de una ocasión.
La producción escénica ofrecida lleva la firma del italiano Romeo Castellucci y se estrenó en este teatro en el Festival de Julio de 2017, sustituyendo a la anterior producción del título, que llevaba la firma de David Alden y que tuve ocasión de ver en el año 2006 bajo la dirección de Zubin Mehta, entonces director musical en Munich, contando con la presencia de dos grandes cantantes en los personajes de Elizabeth y Venus. Me estoy refiriendo a una joven Anja Harteros, quien volvió a encarnar el personaje en el estreno de la producción que ahora nos ocupa, y la gran Waltraud Meier.

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Escena

La producción de Romeo Castellucci no me ha gustado. No diré que me ha decepcionado, porque eso exigiría tener grandes expectativas que no se vieron cumplidas y no es el caso. Su trabajo puede estar lleno de ideas, pero ofrecen poco interés y, sobre todo, resultan poco adecuadas para narrar la trama de esta ópera. Es un caso más de una producción que no se pone al servicio de la ópera, como debería ser obligatorio, sino que va totalmente por libre. Tanto la escenografía (prácticamente inexistente) como el vestuario y la iluminación se deben al propio director de escena.
Se trata de una producción minimalista en la que la escenografía que podemos llamar sólida no existe, sino un escenario desnudo en el primer acto, en el que se añade un elemento móvil en el que está tumbada Venus con algunas acompañantes de extraño
porte. El concurso de canto se desarrolla en una escenografía que no ofrece sino cortinas y un vestuario blanco para los cantores, mientras que los invitados van todos con túnicas blancas. El tercer acto se desarrolla en una especie de tumba o panteón, donde implora Elizabeth con Wolfram y a donde llega Tannhäuser para su relato de Roma y el final de la ópera. Toda la parte de atrás del escenario sigue ofreciendo una gran cortina negra por abajo y blanca por arriba.
Las ideas del regista poco interés ofrecen y hace falta un manual para entenderlas y desarrollarlas. Ya en la obertura nos encontramos en un supuesto Venusberg, donde nos ofrece la actuación en escena de un numeroso grupo de una especie de amazonas con arcos, que se dedican a practicar el tiro y que no se sabe qué hacen ahí. En el concurso de canto no tiene mejor idea que poner a los cantores, al Landrgrave y al coro tumbados en el suelo, mientras un grupo de figurantes (desnudos en apariencia) hacen sus movimientos en escena, lo que molesta bastante. Para mí lo peor es el tercer acto, ya que durante el relato de Roma no hacen sino entrar figurantes llevando cadáveres que depositan en unos túmulos, retirando los anteriores, ofreciendo distintos niveles de descomposición los citados cadáveres. El continuo movimiento no hace sino distraer la atención sobre la interpretación del relato de Roma. Añadiré que Elizabeth muere y se tumba en un túmulo, de donde se levanta para estar todo el resto de la ópera sentada y sin decir ni hacer nada. La dirección de masas es prácticamente inexistente, ya que más parece una ópera en concierto, como si Castellucci no tuviera más interés que en sus grupos coreográficos. Tampoco la dirección de actores tiene interés, aunque aquí cuenta con avezados intérpretes, que le resuelven la papeleta.

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Los Invitados

En el estreno de esta producción hace dos años estuvo en el foso Kirill Petrenko, mientras que ahora lo hacía la australiana Simone Young, cuya prestación me ha resultado interesante, yendo de menos a más en el desarrollo de la ópera. Lo menos interesante me resultó el primer acto, siendo lo más conseguido el tercero. En conjunto fue una convincente lectura. A destacar la estupenda prestación de la Bayereisches Staatsorchester, así como el magnífico Coro de la Bayerische Staatsoper.
Como en el estreno de la producción volvió a ser Tannhäuser Klaus Florian Vogt, a cuya actuación se le pueden poner pocas pegas, ya que canta de manera destacada y su voz llega perfectamente a la audiencia. Cosa distinta es su adecuación vocal al personaje de Tannhäuser, donde yo echo en falta una voz más dramática que la suya. Así como sus Lohengrin o Walther me parecen de manual, aquí echo en falta otro tipo de voz más dramática o, si prefieren, menos angelical que la suya.

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Klaus Florian Vogt

Elizabeth fue interpretada por la joven soprano noruega Lise Davidsen, cuya actuación fue estupenda de principio a fin. Estamos ante una de las sopranos más interesantes de la actualidad, que tiene un inmenso porvenir por delante. La voz es muy bella, de volumen considerable y canta con gran gusto y afinación. Tuve oportunidad de verle hace dos años en Wexford en la Medea de Cherubini y ya entonces me impresionó.
Wolfram fue interpretado por el barítono Ludovic Tezier, que lo hizo de manera intachable, ofreciendo su bellísima voz y su gran sentido del canto, especialmente en la más que famosa Canción de la Estrella. Está en un gran momento.

A destacar también la actuación de la soprano rusa Elena Pankratova en la parte de Venus, con voz poderosa y bien manejada, aunque se echa en falta algo más de sonoridad en las notas bajas.
También lo hizo bien el bajo danés Stephen Milling en la parte del Landgrave, con voz poderosa y bien timbrada.

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El Venusberg

En los personajes secundarios lo hicieron bien tanto el tenor Dean Power en la parte de Walther como el bajo Peter Lobert como Biterolf. Correctos tanto Ulrich Ress (Heinrich) como Lukasz Konieczny (Reinmar). Finalmente, el Pastorcillo corrió a cargo de la soprano Anna El-Khashem, que lo hizo bien.
El teatro estaba lleno una vez más. El público se mostró muy cálido con los artistas en los saludos finales, con grandes ovaciones y bravos para los protagonistas. Simone Young fue muy aplaudida, aunque se escucharon algunos sorprendentes abucheos cuando entraba en el foso al inicio del tercer acto.
La representación comenzó con 4 minutos de retraso y tuvo una duración de 4 horas y 48 minutos, incluyendo dos largos intermedios, excesivamente largos en mi opinión. Duración musical de 3 horas y 11 minutos. Diez minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 193 euros, habiendo butacas de platea desde 117 euros. La localidad más barata con visibilidad plena costaba 64 euros. José M. Irurzun
Fotos: W.Hösl

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