Crítica: Teodor Currentzis y la Sinfónica SWR Stuttgart en La Filarmónica
TEODOR CURRENTZIS Y LA ORQUESTA SINFÓNICA SWR STUTTGART
Aprender a ser humanos
Obras de Richard Strauss y Gustav Mahler. La Filarmónica. Orquesta Sinfónica SWR Stuttgart. Dirección musical: Teodor Currentzis. Audutorio Nacional, Sala Sinfónica. 5 de marzo de 2020
El Auditorio Nacional acogió el jueves el segundo concierto de la gira de Teodor Currentzis por España. Tras debutar el día 4 en Barcelona, el director griego se presentó en Madrid junto a la Orquesta SWR Stuttgart, de la que es titular, y que este año se estrena como artista en residencia de La Filarmónica.
El programa se inauguró con el poema sinfónico “Muerte y transfiguración” de Richard Strauss, en el que la orquesta se transformó en ese cuerpo moribundo que Alexander Ritter retrató en los versos escritos tras su composición. Su respuesta ante las exigencias del director, que apenas apartó los ojos de la partitura capturando cada detalle con el baile de su cuerpo, fue precisa. Las entradas fluyeron con absoluta naturalidad y las dinámicas se convirtieron en el motor teatral del poema – forte afilados y dolorosos, piano redondos y balsámicos -. La fiebre, el dolor, los recuerdos y la esperanza trascendieron su forma melódica para atrapar la imaginación de los oyentes.
La intensidad de la primera interpretación se prolongó como una niebla hasta la segunda parte del concierto, la “Primera Sinfonía” de Mahler. Currentzis volvió a desplegar su cuerpo como una prolongación de la partitura, reclamando la atención de los músicos en las dinámicas más extremas, gesticulando el recogimiento o expansión de los matices pictóricos de la obra.Una vez más, la orquesta alemana se convirtió en el vehículo de expresión de Currentzis en una visión tan personal y cuidada como la demostrada en la obra de Strauss. Como si se tratase de una puesta en escena, el director griego recurrió a lo imprescindible y destacó su tratamiento de las capas sonoras, que entrelazó con sabiduría y profundo conocimiento del programa.
La Sala Sinfónica del Auditorio apenas pudo contener los aplausos tras el brillante final, explotando la burbuja onírica y colectiva demasiado rápido. Una interpretación pulida, vital y sobrecogedora que continúa resonando como las inevitables inquietudes que inspiraron ambas obras, aquellas que nos ayudan a comprender la naturaleza del ser humano.
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